La región del Caribe vive una de sus más dramáticas temporadas de huracanes de los últimos años, donde varias naciones, de por si agobiadas por la pobreza, atraviesan ahora una situación de muerte, devastación e incertidumbre.
Sin contar aún con cifras precisas, se estima que el paso de los meteoros Fay, Gustav, Hanna y Ike han dejado desde mediados de agosto pasado más de 200 muertos y 650 mil damnificados, la mayoría de los cuales se cuentan en Haití.
La parte más intensa de la temporada -que se extiende de junio a noviembre- dejó además un devastador paso por República Dominicana, Jamaica, Bahamas y las islas Turcos y Caicos donde el huracán Ike -que se considera el más peligroso de todos- afectó a casi el 80 por ciento de las viviendas.
Haití, el país más pobre del continente, ha sido el más afectado por el paso de los fenómenos climáticos con la cifra más elevada de muertos y considerables daños materiales.
Datos de autoridades de Defensa Civil haitianas, según un reciente informe citado por medios informativos internacionales, establecen que un total de diez mil 376 familias resultaron damnificadas y diez mil 789 personas permanecen en albergues.
Respecto del número de víctimas no existe un dato consolidado pues mientras Defensa Civil contabilizó hasta el domingo 156, despachos de diversas organizaciones humanitarias y de grupos civiles ubican la cifra entre 300 y 600.
Lo que sí es comprobable es la ola de destrucción que dejaron las intensas lluvias, que incluye cortes de grandes tramos carreteros y la destrucción de miles de viviendas, la mayoría de las cuales pertenecen a personas en situación de pobreza extrema.
La atención en ese país se concentra en paliar la situación de los afectados, tanto para llevarles agua y alimentos básicos como para evitar que las aguas estancadas se conviertan en trampas mortales por ser focos con todo tipo de contaminación.
Tras el paso de cuatro fenómenos climáticos en un lapso de tres semanas, las autoridades de Cuba movilizaron a más de dos millones de personas y según datos del Estado Mayor de la Defensa Civil (DC) se registran cuatro muertos.
El hecho es poco usual en los últimos años en Cuba, cuyo sistema de protección civil tiene un amplio reconocimiento internacional.
Sin embargo, la devastación en materia de infraestructura y agricultura es evidente, ya que varios pueblos fueron arrasados, decenas de miles de casas dañadas, cultivos anegados y redes de electricidad y comunicación permanecen interrumpidas.
En una de las más recientes reflexiones de Fidel Castro, el convaleciente líder cubano ubicó las pérdidas causadas por el huracán Gustav entre tres y cuatro mil millones de dólares, pero estas cifras se verán incrementadas esta semana por los estragos de Ike.
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