Roma, It.-
El Papa Francisco consideró hoy que no es injusto el anhelo de Bolivia por una salida al mar y advirtió que su posible mediación en el conflicto con Chile “es una cosa muy delicada y sería como un último paso”.
En el vuelo de Asunción a Roma, con el cual concluyó su visita apostólica por tres países de Sudamérica (Ecuador, Bolivia y Paraguay), el líder católico señaló que siempre existe una base de justicia cuando se reclama un cambio de límites territoriales, sobretodo después de una guerra.
“Siempre cuando se hace mediación, difícilmente todo el país estaría de acuerdo. Pero es la última instancia. Siempre hay otras figuras diplomáticos que ayudan, como es el caso de los facilitadores”, indicó, hablando en español.
“En este momento tengo que ser muy respetuoso de esto, porque Bolivia hizo un recurso a un tribunal internacional. Entonces, si yo hago ahora un comentario, yo soy jefe de un Estado, sería podía ser interpretado como inmiscuirme o una presión o algo”, agregó.
Insistió en su obligación de ser muy respetuoso con la voluntad del pueblo boliviano que presentó ese recurso ante la Corte Internacional de La Haya y constató que por eso tocó el tema “de manera muy delicada” en el mensaje que pronunció en su visita a la catedral de La Paz el 8 de julio pasado.
Recordó que en ese mensaje instó a los pueblos hermanos a conversar para crear la “Patria grande” y subrayó que su llamado fue al diálogo necesario.
“Que quede claro que mi intervención se refirió a este problema pero respetando la situación como esta planteada ahora. Es cierto. Estando en un tribunal internacional no se puede hablar de mediación, de facilitación. Hay que esperar”, ponderó.
“Creo que es importante primero el diálogo, la sana negociación y ahora en este momento el diálogo está detenido, obviamente, por este recurso a La Haya”, precisó.
Durante la conversación a bordo del avión papal, Jorge Mario Bergoglio se refirió a muy diversos problemas, respondiendo a unas 18 preguntas sobre su viaje apostólico y sobre la actualidad que le lanzaron los periodistas.
Entre otras cosas se mostró preocupado porque se pudiera detener el proceso de paz en Colombia, con las negociaciones en curso entre el gobierno y la guerrilla.
“Yo deseo que este proceso de paz siga adelante. En este sentido, nosotros estamos siempre dispuestos ayudar, hay muchas formas de ayuda, pero seria una cosa fea que no pueda ir adelante”, refirió.
“Espero y rezo, debemos rezar para que no se detenga este proceso, es un proceso de más de 50 años ahí. Y cuántos muertos, oí que fueron millones”, estableció.
Así como lo hizo con Chile-Bolivia y con Colombia, se refirió a su posible papel de mediador en otros conflictos internacionales y aclaró que en Venezuela “no existe mediación” aunque los obispos del país están trabajando para promover la paz.
Además, redimensionó su papel en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Dijo que su labor “no tuvo carácter de mediación” sino, más bien, de responder a los deseos de ambas partes.
Reveló que ellos lo buscaron en enero de 2014 y durante cuatro meses no hizo más que rezar, porque se cuestionaba: “¿Qué puedo hacer con estos dos que desde hace más de 50 años que están así?”.
“Después el Señor me ha hecho pensar en un cardenal, él fue allá, habló, y después, no he sabido nada, pasaron meses y un día el secretario de Estado, que está acá, me dijo: ‘mañana tendremos la segunda reunión entre los dos grupos’”, contó.
“¿Cómo? Sí, los dos grupos se hablan, están haciendo (…) Sucedió solo, no hubo mediación, fue la buena voluntad de los dos países. El mérito es de ellos, que hicieron esto. Nosotros no hicimos casi nada, sólo pequeñas cosas. Y a mediados de diciembre fue anunciado. Esta es la historia. En serio, no hay más”, ponderó.
Consideró que en las negociaciones bilaterales ambos países ganarán algo y perderán algo, porque en una negociación es así, pero que seguramente ganarán la paz, el encuentro, la amistad y la colaboración.
Anticipó que en su próximo viaje a Cuba y Estados Unidos, en septiembre próximo, él dirá que los derechos humanos son para todos y que existen muchos países del mundo donde no se respetan, pero sin indicar cuáles.
Incluso apuntó que en el mundo hay países, incluso alguno europeo, en los cuales no se deja tener a los ciudadanos señales religiosas por diversos motivos, algo que ocurre en otros continentes. De manera similar pasa con la libertad religiosa, que en algunas naciones no existe, constató.
Sobre la inestabilidad política que precedió a su llegada a Ecuador, el pontífice dijo que sabía de las manifestaciones de esos días y agradeció que todas las partes hicieron un paréntesis para respetar la visita del Papa.
Aclaró que cuando él dijo que el pueblo ecuatoriano “se puso de pie con dignidad” no se estaba refiriendo a nada de política actual sino a la capacidad de sus habitantes de superar la guerra con Perú de hace algunas décadas.
“Cada palabra, cada frase de un discurso puede ser instrumentalizada. Esa frase: algunos decían que era pro-gobierno, otros contra gobierno. Siempre son instrumentalizados. Pero yo no tengo miedo (de ser instrumentalizado). Simplemente digo que miren el contexto y si me equivoco, con un poco de vergüenza pido perdón y sigo adelante”, reconoció.
Sobre los motivos de su viaje papal a Ecuador, Bolivia y Paraguay (que empezó el 5 de julio y concluyó este día) aseguró que la Iglesia católica latinoamericana “tiene una gran riqueza” porque “es joven”, con “cierta frescura” y con una “teología rica de búsqueda”.
Explicó que él quiso dar ánimo a esa Iglesia joven y se dijo convencido que ella puede darle mucho a todos los católico.
“Estos pueblo nuevos con los jóvenes nos dan tanto. Es una iglesia con tantos problemas, pero joven, puede ser también un poco indisciplinada, pero luego se disciplinará, pero nos da tanto de bueno”, sentenció.
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