Ciudad del Vaticano / Abril 23.-
El Papa Benedicto XVI pidió que el camino de la cruz, protagonizado por Cristo y recordado por los católicos en este Viernes Santo, destierre de los seres humanos el mal, el egoísmo y el pecado.
Tras encabezar la ceremonia del Vía Crucis en el Coliseo Romano, el pontífice tomó la palabra y ante una multitud imploró a Jesús Crucificado que transforme a los “hombres viejos” en “hombres y mujeres transformados, animados por el amor”.
“Jesús es un hombre rechazado, el pecado le desfigura el rostro. El peso del mal lo oprime. Permanece aún crucificado, una cruz alzada sobre el Gólgota, desde allí se irradia la luz de aquel que había hablado de perdón”, expresó el Sumo Pontífice en italiano.
“Despreciado y rechazado por los hombres, ante nosotros está el hombre de los dolores, en la cruz entre la tierra y el cielo. No es el signo de la derrota sino el signo luminoso del amor de Dios, que se plegó sobre nosotros hasta alcanzar el ángulo más oscuro de la vida”, agregó.
El vicario de Cristo aseguró que la pasión de Jesucristo invita a todos a renovar su fe, a creer que en cada situación Dios es capaz de vencer y donar una nueva vida porque la cruz habla y llama a creer en cada situación de la propia existencia.
Recordó que en la noche de este Viernes Santo los asistentes al Vía Crucis en el centro de Roma acompañaron en la fe a Jesús en el recorrido del último tramo de su camino terreno, el tramo más duro, el camino del calvario.
“Miremos bien aquel crucifijo, mirémoslo con una vista profunda, la cruz no es el signo de la victoria de la muerte, del pecado y del mal. La cruz es el signo luminoso de la amplitud del amor”, añadió.
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