Roma, Ita.-
En el entorno del Vaticano se abrió una polémica ante la posibilidad de que una mujer sea elevada a la dignidad de cardenal, un debate que incluyó a una columnista del diario pontificio L’Osservatore Romano.
Lucetta Scaraffia, historiadora y articulista italiana, emblema de la presencia femenina en el periódico de la Santa Sede, publicó una columna en la cual sostuvo que “no sería raro” si pronto la Iglesia contase con una “purpurada” .
“A lo largo de los años han surgido otras voces (personalmente quiero recordar a la gran antropóloga inglesa Mary Douglas, católica) para indicar esta vía maestra que daría autoridad y, por ende, aumentaría el papel de la mujer en la Iglesia” , escribió.
“El nombramiento tendría, de hecho, la gran ventaja de ser posible, sin implicar el espinoso problema de la ordenación sacerdotal femenina. Constituiría un acto de cambio fuerte, significativo, de esos que nos hemos acostumbrado a esperar del Papa Francisco” , señaló.
Scaraffia, artífice de un sumplemento de L’Osservatore dedicado a la mujer, retomó un artículo del diario español El País, el cual atribuyó a Jorge Mario Bergoglio haber pensado en una cardenal.
Pero en realidad el primero en plantear esa posibilidad fue el teólogo jesuita estadunidense James Keenan el cual, en su perfil de Facebook, lanzó la propuesta.
Se trata de una idea que no es nueva, ya en octubre de 1994 el obispo del Congo, Ernst Kombo, exclamó ante clérigos de diversas partes del mundo: “Pido que las mujeres puedan acceder a los puestos más altos de las jerarquías de la Iglesia, que puedan ser nombradas cardenales” .
Estas palabras resonaron ante el pleno de la asamblea del Sínodo de los Obispos, una cumbre episcopal dedicada a Africa y en la cual estaba presente el Papa Juan Pablo II.
Kombo propuso el nombramiento de “cardenales-laicas” , es decir mujeres que sin necesidad de ser ordenadas como sacerdote (el sacerdocio femenino no es aceptado por la Iglesia católica) puedan acceder al birrete colorado.
De hecho el cardenalato es un título honorífico y no un orden sagrado, aunque la ley de Iglesia establece claramente que los cardenales son elegidos por el Papa “entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado” .
Es más, la legislación establece que sin son únicamente presbíteros apenas son elegidos para ser cardenales deben ser ordenados como obispos.
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