Washington, D.C. / Agosto 9.-
La reaparición de Fidel Castro en las últimas semanas y ante el Parlamento cubano fue interpretada por analistas estadunidenses como un intento de proteger su legado y promover la ideología antiestadunidense de la revolución cubana.
Sin embargo, los analistas descartan que ésto represente un intento de Castro por retornar al poder, a pesar de su décima aparición pública en un mes desde una operación intestinal en 2006 que le obligó a ceder la jefatura de gobierno a su hermano Raúl en 2008.
“No es un intento de retomar el poder porque no habló nada de política interna, nada sobre la economía y se dedicó exclusivamente al tema internacional”, afirmó Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami de Estados Unidos.
“Este discurso es una reafirmación de la ideología de la revolución que es antiamericana e internacionalista”, agregó el especialista sobre la presentación de Castro, que principalmente urgió al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a evitar un holocausto nuclear con una posible acción sobre Irán.
Según Suchlicki, lo que sí está retomando Fidel Castro con ese discurso es el tema de la política exterior, “algo que no le interesa a su hermano Raúl” que está más enfocado en los temas domésticos.
Por su parte, Brian Latell, experto sobre Cuba y ex analista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), comentó que la presentación del ex gobernante “de ninguna manera aumentará la legitimidad de Raúl como presidente”.
En un análisis emitido antes la reaparición de Fidel Castro ante el Parlamento, Latell escribió que su nueva visibilidad “tiene como propósito promover y proteger su legado”.
“Él (Fidel) junto con algunos familiares y aliados de línea dura fidelista, probablemente han concluido que muchas de las iniciativas recientes de Raúl han socavado la legitimidad histórica de Fidel”, expresó en su análisis.
De acuerdo con Latell, autor del libro sobre la vida de Castro “Después de Fidel”, todas las limitadas reformas de los últimos dos años han sido diseñadas, después de todo, para rectificar los problemas económicos graves que Fidel legó a sus sucesores.
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