Réplica de sismo revive temor entre italianos

Roma, Italia / Abril 8.-
Un día después del terremoto, la tragedia recorre toda la región de Abruzzo. Las réplicas aterrorizan a quienes siguen en las calles, recordándoles no sólo que la pesadilla no ha acabado, sino que puede empeorar.
Los ladridos de los perros alertan a los ciudadanos, que se han dado cuenta que cada vez que sus mascotas aúllan la tierra se mueve. Tan sólo hoy –martes- se registraron nueve réplicas de entre cuatro y poco menos de seis grados en la escala de Richter.
A medida que va pasando el tiempo, la esperanza de encontrar a más gente con vida se va perdiendo, como ocurrió en la Casa del Estudiante, donde los rescatistas buscaban desesperados a cuatro jóvenes de la Universidad y por la tarde el rector tuvo que anunciar que los habían encontrado, pero muertos.
Y es que en L’Aquila, corazón del Abruzzo y con 750 años de historia, las cosas van de mal en peor.
Además de los derrumbes y el dolor de la gente, se sumó otro mal, el de los “chacales”, como fueron bautizados los ladrones, que disfrazados de rescatistas daban falsas alarmas para alejar a los pobladores y entrar a las casas ya abandonadas a robar lo que podían.
Las pérdidas del patrimonio cultural son incuantificables, sobre todo porque eran monumentos que daban el acento a la ciudad. ¿Cómo saber lo que se perdió con los derrumbes y los daños a la basílica de Santa María de Collemaggio, construida en 1287, a la iglesia de las Almas Santas en la Piazza del Duomo, de 1815, donde se encuentran cuadros del siglo XVII y XVIII, a la curia vescovil, a la extraordinaria basílica de San Bernardino, que se empezó a contruir en 1525 y cuyo campanario quedó hecho pedazos en el suelo?
Pero no son los únicos edificios históricos dañados. Hoy los medios italianos decían que bajo el Gran Sasso, las majestuosas montañas del Abruzzo, se habían quedado sin iglesias. Lo mismo en L’Aquila, que en Onna, Pagánica. Castelnuovo, San Demetrio, Bagno o Bezzano.
También edificaciones nuevas se vinieron abajo. La Casa del Estudiante y el Hospital San Salvatore, apenas construido en el 2000, son prueba de ello: con el terremoto del lunes quedaron prácticamente inservibles.