CIUDAD DEL VATICANO, ITALIA.-
El Papa Francisco resaltó la necesidad de pensar en que ‘hoy es tiempo de la misericordia’, por lo que llamó a no caer en tentaciones como la ‘espiritualidad del espejismo’, donde ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse o ‘caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente hay, sino lo que a nosotros nos gustaría ‘.
Otra tentación, dijo, es la de caer en una ‘fe de mapa’. En la que ‘podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta’.
En su homilía al encabezar una misa en la basílica de San Pedro, con la que clausuró la 14 Asamblea General Ordinaria del Sínodo de la Familia, Francisco subrayó que ‘sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves’.
Con esa premisa, afirmó que los discípulos de Jesús están llamados ‘especialmente hoy, a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva’.
Ante cardenales que participaron en el sínodo entre los que se encontraban los mexicanos Alberto Suárez Inda, Francisco Robles Ortega y Norberto Rivera Carrera, así como el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, el sucesor de Pedro ofició la misa junto a un cuadro de la Sagrada Familia, colocado en una de las columnas del dosel del Bernini. Ahí, leyó la primera lectura Clara Rubio, esposa de Andrés Galindo, quienes fueron el matrimonio que representó a México en el citado encuentro de la familia.
El Papa Francisco, se refirió en su homilía a las tres lecturas del día donde se habla de la misericordia de Dios. Aludió la parábola del ciego Bartimeo que llama al Señor gritando, y dijo que muchos de los apóstoles eran sordos a sus gritos, y lo consideraron molesto, trataron de seguir adelante ignorándolo, pero Jesús se inclinó, le preguntó lo que parecía obvio y lo curó.
‘Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales y no excluye nada ante Dios’, destacó el Papa Francisco.
El obispo de Roma concluyó su homilía agradeciendo a los asistentes al Sínodo. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia.
‘Sigamos por el camino que el señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca’.
Luego de la misa, el Pontífice rezó ante miles de personas que se encontraban en la plaza de San Pedro la oración del ángelus, ahí les pidió dar gracias a Dios por las tres semanas de arduo trabajo del Sínodo y les expuso:
‘La palabra sínodo significa caminar juntos. Y aquella que hemos vivido ha sido la experiencia de la Iglesia en camino, en camino especialmente con las familias del pueblo santo de Dios esparcido en todo el mundo’.
Resaltó que la palabra de Dios “nos dice que el primero en querer caminar junto a nosotros, a querer hacer sínodo con nosotros, es precisamente el, nuestro Padre.
Su sueño, desde siempre y por siempre, es el de formar un pueblo, de reunirlo, de guiarlo hacia la tierra de la libertad y de la paz. Y este pueblo está hecho de familias: están la mujer embarazada y la parturienta; es un pueblo que mientras camina lleva adelante la vida, con la bendición de Dios.
‘Es un pueblo que no excluye a los pobres y a los desfavorecidos, es más, los incluye y entre ellos están el ciego y el lisiado’.