El camión robado que se usó en el mortal atentado contra la policía en esta ciudad estuvo estacionado durante la noche cerca de la estación policial, mientras los atacantes se preparaban para dar el golpe durante el trote matinal rutinario de los agentes.
Los nuevos detalles del atentado, uno de los más violentos en este territorio musulmán, se producen en momentos en que China se encuentra en máxima alerta para evitar nuevos atentados que afecten los Juegos Olímpicos, que se inauguran el viernes.
Los atacantes confesaron haber pasado un mes entero vigilando la rutina de los policías y preparado el atentado que dejó 16 muertos, según la agencia oficial Xinhua.
El día del atentado, uno de sus autores vigiló la estación policial y avisó por teléfono celular al chofer del camión cuando los 70 policías salieron a trotar en una carretera de un sector de hoteles turísticos, agregó Xinhua.
El chofer subió al camión y lo estrelló a toda velocidad contra los policías, señaló Xinhua la noche del martes. El otro atacante arrojó una bomba de fabricación casera al cuartel policial, y acuchilló a varios policías heridos por la bomba.
Los atacantes eran Abdurahman Azat, un vendedor de vegetales de 33 años, y Kurbanjan Hemit, taxista de 28, ambos de Kashgar, dijo a Xinhua el jefe regional del Partido Comunista, Shi Dagang.
Antes del atentado los autores escribieron una carta diciendo que debían lanzar una “guerra santa“, y que su misión era más importante que sus vidas y que sus madres, dijo Shi, según Xinhua.
No se supo de inmediato si los atacantes pertenecían a un grupo islámico al que el gobierno ha acusado de una serie de ataques a tiros y con bombas y de provocar disturbios.
Se cree que el grupo que tiene su base en la frontera de China con Paquistán y tiene vínculos con Al-Qaeda.
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