Washington, D.C. / 30 Sept.
Parecería que la Sarah Palin que enloqueció a los republicanos hace cuatro semanas se desvaneció en Saint Paul y en su lugar emergió otra cuyas pifias la han convertido en centro de burlas y sarcasmos.
Una de las últimas ilustra por qué las mujeres que antes se enorgullecían de ella ahora la critican y hasta los comentaristas conservadores se muestran alarmados por su ignorancia.
“Lo que hace el plan es ayudar a aquellos preocupados por la reforma sanitaria que se necesita para reflotar nuestra economía. La reforma sanitaria y reducir impuestos y frenar el gasto tienen que acompañar las reducciones de impuestos”, dijo Palin ante una pregunta sobre la crisis financiera.
Sin despeinarse, Palin confundió la gimnasia con la magnesia y la reforma financiera con la reforma sanitaria.
Palin, la simpática mamá que juega hockey, comenzó a perder altura en un pésimo momento: antes de la cita más importante de su carrera: el debate con John Biden, un viejo vecino del Capitolio y la política estadounidense.
La prensa que a principios de septiembre le dedicaba espacios privilegiados en los noticiarios y las primeras planas llamándola el “arma secreta de McCain” y “la pesadilla de Obama”, ahora le dedica titulares demoledores.
“McCain tiene un serio problema llamado Palin”, advertía este lunes un comentarista; The Atlantic desplegaba un artículo llamado “La aterradora ignorancia de Palin” y el periodista Jeffrey Goldberg se preguntaba: “¿Cómo es posible que aún haya personas que piensen que está calificada para despachar en la Casa Blanca?”
Kathleen Parker, columnista del National Review, pidió a la gobernadora abandonar la carrera para cuidar a su familia. “Hágalo por su país”. Judith Warner escribió en The New York Times que la elección de Palin no es sólo un insulto para las mujeres de Estados Unidos, sino un acto de crueldad hacia ella.
En el sombrío horizonte que ahora avizora Palin –y por añadidura McCain– se asoman las dudas sobre su capacidad para dirigir al país y sus respuestas en las tres entrevistas que ha concedido.
En una de ellas citó como ejemplo de su experiencia en política exterior la cercanía de Rusia y Alaska: “Cuando Putin gira la cabeza y entra al espacio aéreo de Estados Unidos ¿a dónde va? A Alaska”. En otra, culpó a la prensa de otorgar más importancia de la necesaria a una declaración sobre la guerra contra el terrorismo en Paquistán, en coincidencia con Obama y en contra de McCain.
En el Partido Republicano hay preocupación. Algunos sospechan que la elección de Palin fue un error y los conservadores culpan al equipo de campaña de “atar” a la carismática gobernadora y exigen que la dejen “ser ella” en el encuentro con Biden.
Así que millones en este país no pueden esperar a ver a Palin en acción y saciar una curiosidad: ¿Responderá como candidata preparada al vapor para un debate? ¿O lo hará con la cándida ocurrencia de una reina de belleza?
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