México, D.F. / Mayo 28.-
El descubrimiento evolutivo más importante de 2009 se tambalea ante los alegatos de científicos de la Universidad de Utah.
En octubre del año pasado un equipo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley, publicaron en la revista Science al antepasado prehumano más antiguo, el Ardipithecus Ramidus.
Entonces se señaló que el espécimen femenino encontrado, bautizado como Ardi, había vivido 4.4 millones de años atrás, que había vivido en Etiopía y era el primer antepasado del ser humano, reemplazando a Lucy.
Según el equipo encabezado por Tim White, Ardi vivió en bosques africanos que le permitieron pasearse de árbol en árbol a la vez que desarrolló el bipedismo. Vivió entre los dos mundos, el suelo y los árboles. Esto significaría que el bipedalismo evolucionó mucho antes de que los humanos dejaran los árboles, señala el diario español ABC.
“El artículo (publicado en Science) recogía 11 investigaciones diferentes -tres de ellas describían el entorno del hóminido- que resumían nada menos que 17 años de trabajo.
“El estudio decía también que Ardi no se apoyaba sobre sus nudillos al caminar y no vivía sólo en los árboles, sino que podía caminar erguida sobre sus dos piernas. La existencia de un pulgar oponible en sus pies revela, sin embargo, que sí estaba en condiciones de desplazarse entre las ramas con agilidad”, señala el ABC.
Esta semana geólogos y antropológos de siete universidades publican también en Science un artículo crítico, que la revista nombró como “comentario técnico” en el que rechaza que existan evidencias suficientes para afirmar que Ardi demuestra el salto evolutivo que dio origen a chimpancés y humanos.
¿Cuál bosque?
Un mes después de que fuera publicada la investigación, un grupo de ocho científicos dirigido por el geoquímico de la Universidad de Utah, Thure Cerling, se dirigió a Science para expresar sus dudas sobre el entorno en el que se decía vivía Ardi y exponer sus críticas.
Cerling junto con el geólogo Frank Brown estudiaron los suelos antiguos donde aparecieron los restos de Ardi y hallaron, que según los propios datos del equipo de White, en la zona se encontraron fitolitos, pequeños granos de sílice que se forman dentro de las plantas vivas y que son incompatibles con un entorno de bosques densos.
“Los investigadores concluyen que Ardi vivió sobre todo en los árboles o arbustos de sabana, con 5% a 25% o de un área cubierta por árboles o matorrales, y no el mínimo del 60% para llegar a la definición de un bosque cerrado”, retomó el diario ABC.
Cerling admite que Ardi podría haber habitado en un bosque con un corredor como un río, pero era un río que atravesaba la sabana. “No era una pradera pura ni tampoco un bosque”, aseguró.
Esta idea se contradice con los postulados de White y sus colaboradores, quienes proponen un habitat que en su mayor parte estaba “poblada de árboles con las copas de sus árboles conectadas”.
Esta crítica reafirma la teoría de la sabana que propone que hay una conexión entre el inicio de la postura erguida y la expansión de praderas.
No es nuestro antepasado
El especialista en homínidos extinguidos Esteban E. Sarmiento, de la Fundación Human Evolution de Estados Unidos, cree que no existen pruebas suficientes de que Ardi fuera un homínido, es decir, que perteneciera al linaje humano tras la separación del linaje del chimpancé, y se inclina por que era anterior a esta divergencia, informó en su portal El País.
Según Sarmiento no es suficiente identificar a un homínido a través de los dientes caninos y premolares ni deducir que por la morfología de su pie caminaba erguido.
White y algunos de sus colegas argumentan que son múltiples los parecidos dentales, craneales y esqueléticos entre el Ardipithecus Ramidus y otros homínidos, especialmente con el australopiteco posterior y que no sería lógico que estas características se hubieran desarrollado antes de la separación con el chimpancé y luego hubieran vuelto a surgir.
“El paleontólogo español Juan Luis Arsuaga, que tiene una buena relación con White, señala que cree que sí es un homínido, pero que quedan aspectos por aclarar en lo que se publicó, como lo relativo a la monogamia y la postura bípeda”, publicó El País.
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