Georgia y Rusia se envolvieron en una serie de dichos en diferentes puntos del orbe. Mientras el presidente ruso Dmitri Medvedev se encuentra en China, donde acudió a la inauguración de los Juegos Olímpicos, el vecino país bombardeó esta madrugada la provincia de Osetia del Sur.
Ante esto, y en cuestión de horas, Rusia (que apoya a Osetia del Sur) desplazó tanques a esa regiuón separatista para contrarrestar los bombardeos georgianos abriendo fuego contra posiciones que calificaron como “estratégicas”.
El líder separatista, Eduard Kokoiti, aseguró a la agencia rusa Interfax que habían muerto más de mil separatistas a causa de los bombardeos de Georgia.
Por su parte, el representante de Georgia en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Nacionas Unidas (ONU), en una reunión convocada en carácter de urgente, exigió que las tropas de Rusia salieran de su territorio y que se respetara la sobranía de su territorio.
En un cruce de declaraciones los diplomáticos de la ONU intercambiaron posturas sobre los ataques. El representante georgiano aseguró que la invasión de Rusia “se puede interpretar como una provocación a la guerra”, además señaló que estas hostilidades obedece a que la federación rusa quiere que Georgia desista de sus “obligaciones euro-atlánticas”, pero que están dispuestos a un cese al fuego.
Ante esto Vitaly Churkin, embajador de Rusia en la ONU, dijo que también quieren un “cese al fuego, pero que no es necesario un análisis de la situación”.
Esta sesión tuvo lugar horas después de que el presidente de turno de la organización y ministro de Exteriores finlandés, Alexander Stubb, pidiera el cese de la violencia e invitara a las partes a reunirse en Helsinki para negociar una solución pacífica.
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