Washington, E.U.-
El presidente Barack Obama luchaba ayer para escapar de la tormenta de críticas que desató su reconocimiento de que Estados Unidos no tiene aún una estrategia para combatir la amenaza que representan las fuerzas del Estado Islámico (EI) en Siria e Irak.
Mientras, Gran Bretaña elevó el viernes su alerta por terrorismo al segundo nivel más alto, y el primer ministro David Cameron dijo que Estado Islámico (EI), el grupo que opera en Siria e Irak, representa la mayor amenaza para la seguridad del país en toda su historia. Cameron dijo que planea introducir una nueva legislación para dificultar a los británicos que viajan a Siria e Irak que se sumen a la lucha de los extremistas islámicos.
El gobierno británico dijo que no había evidencias de que un ataque fuera inminente, pero la evaluación de los últimos reportes de inteligencia por parte de los jefes de seguridad justificaba elevar el nivel de alerta terrorista a “severo”, lo que significa que un ataque es “altamente probable”.
En contrapartida, Estados Unidos no elevará el nivel de alerta de su país en relación con posibles ataques terroristas vinculados a los conflictos bélicos en Siria e Irak, señalaron fuentes de la Casa Blanca. El Departamento de Seguridad Interior dijo no tener ninguna información que implique un aumento de “amenazas específicas, creíbles” emitidas por parte de EI contra Estados Unidos.
El desliz de Obama, quien reconoció que aún está evaluando opciones para contrarrestar la amenaza terrorista del EI, obligó este viernes a la Casa Blanca a trabajar sobre una apurada campaña de control de daños e insistir en que la estrategia “muiltifacética” pasa por la conformación de una alianza regional que intentará mantener a salvo al gobierno de Irak y evitar el nacimiento de un califato en esa zona.
“El presidente tiene que esperar para ver cuáles son los planes que le presenta el Pentágono”, explicó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en un intento por contener las críticas que le han llovido desde el Partido Republicano y medios afines al movimiento conservador. “Estamos revisando las opciones a partir de una situación muy cambiante y volátil que, además, no puede solucionarse únicamente por la vía militar”, aseguró a su vez el portavoz del Pentágono, John Kirby.
“Estamos trabajando contra reloj y en contacto con personal del Departamento de Estado y la Casa Blanca”, insistió Kirby en alusión a una estrategia que incluirá un plan militar, pero también un componente político y otro diplomático.
Los ataques contra el presidente arrancaron poco después de una improvisada rueda de prensa el pasado jueves, en la que salió al paso de versiones que adelantaban el inicio de bombardeos contra las fuerzas del estado Islámico en Siria.
“Aún no tengo una estrategia. Se están revisando las opciones que me presentará el Secretario de Defensa”, insistió Obama al descartar como única opción la vía militar para solucionar un problema que “no será resuelto de la noche a la mañana, ni de forma sencilla”.
“Es inaceptable que el presidente reconozca que no tiene estrategia. Es muy frustrante saber que el gobierno no tiene planes frente a una amenaza que viene de lejos en el tiempo”, dijo el presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Rogers.
Las dudas del presidente ante la crisis en Siria e Irak, le pasaban este viernes una dolorosa factura. De acuerdo con una encuesta del Pew Research, 54% de los estadounidenses considera a Obama como débil, o como “insuficientemente duro” y sólo 36% lo ve como un presidente firme ante las crisis que, de una u otra manera, afectan la seguridad nacional.
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