Ciudad del Vaticano / Mayo 1.-
Juan Pablo II es beato por su fe fuerte y generosa aseguró hoy el Papa Benedicto XVI, durante la misa en la cual declaró a su predecesor como beato de la Iglesia católica y que presidió en la Plaza de San Pedro de Ciudad del Vaticano.
En la homilía de la celebración, la cual fue seguida por más de un millón de personas en todo Roma, Joseph Ratzinger aclaró que “fue respetada debidamente” la normativa eclesiástica en el proceso que llevó a los altares a Karol Wojtyla.
Reconoció que él mismo se encargó de hacer que la beatificación procediera con “razonable rapidez” porque, desde el día de su fallecimiento, “se percibía el perfume de su santidad” mientras “el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él”.
“Hace seis años nos encontrábamos en esta plaza para celebrar los funerales del Papa Juan Pablo II. El dolor por su pérdida era profundo, pero más grande todavía era el sentido de una inmensa gracia que envolvía a Roma y al mundo entero”, dijo.
“Y he aquí que el día esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque así lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato. Hoy resplandece ante nuestros ojos su figura amada”, agregó mientras la multitud respondió con entusiasmo.
Recordó que en su primera misa solemne como Papa, en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II pronunció las “memorables” palabras: “¡No temán! ¡Abran, más todavía, de par en par las puertas a Cristo!”.
Estableció que esa petición a todos él mismo la llevó a cabo en primera persona: porque abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que le venía de Dios, una tendencia que podía parecer irreversible.
“Con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del evangelio”, indicó.
“En una palabra: ayudó a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad. Nos devolvió la fuerza de creer en Cristo, redentor del hombre”, añadió.
En un mensaje durante el cual fue interrumpido en numerosas ocasiones, Benedicto XVI agradeció a Dios porque le permitió conocer y colaborar con Karol Wojtyla.
El obispo de Roma se mostró impresionado por la profundidad espiritual, la riqueza de sus intuiciones y el ejemplo de su oración, aún en medio de las múltiples ocupaciones de su ministerio.
Rememoró también su testimonio en el sufrimiento, porque Dios lo fue despojando lentamente de todo y, sin embargo, él permaneció siempre como una “roca”, como “Cristo quería”.
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