México, D.F. / Enero 16.-
La Iglesia Católica decidió organizar un magno festejo por la beatificación de Juan Pablo II, que se celebrará el 1 de mayo, y para hacerlo más grande, trascendente y cercano a la gente pidió a la feligresía aportar ideas para conseguir este objetivo.
Durante su homilía en la Catedral Metropolitana, el cardenal Norberto Rivera consideró que México no debe dejar pasar la oportunidad de unirse a esa fiesta, por lo que instó al pueblo católico a aportar ideas para su éxito, cuya fecha y lugar están en estudio.
Ante el reto que significa organizar un festejo en honor de una persona que durante su vida estuvo muy cerca de los mexicanos y “oficialmente ya está en presencia del Padre”, se requiere que todo el pueblo aporte sus ideas.
Durante la misa el arzobispo primado de México advirtió también contra la caricaturización y simplificación que se hace de Dios.
“No queremos comprender que Dios no es un dictador celoso de nuestra felicidad, controlador implacable de nuestros pecados, sino una mano tendida con ternura, empeñada en quitar el pecado del mundo”, expuso.
En este sentido explicó que para terminar con los malentendidos y las distorsiones es necesario comprender que las cosas no son malas porque Dios ha querido, sino que es exactamente lo contrario, porque hacen daño y destruyen la felicidad es que son pecado.
Ejemplificó que el asesinato y el aborto no son malos porque Dios los prohiba, sino que los señala como algo malo porque son crímenes, degradaciones del ser humano; lo mismo sucede con la violencia, que no es mala porque el Señor diga, sino porque destruye la vida misma.
En ese sentido el cardenal Rivera subrayó la importancia del mensaje evangélico en el sentido de que el pecado no es algo que puede ser perdonado, sino algo que debe ser quitado, arrancado de la humanidad, pues sólo así se entenderá el mensaje de Jesucristo como alguien que vino a “quitar el pecado del mundo”.
“Alguien que no solamente ofrece el perdón, sino también la posibilidad de quitar el pecado, la injusticia y el mal que se apoderan de los seres humanos”, abundó.
En la misa celebrada en la Catedral Metropolitana estuvieron presentes sacerdotes católicos de Haití, quienes agradecieron la ayuda de los mexicanos tras los terremotos que hace un año sacudieron a esa nación caribeña y que causaron aproximadamente 300 mil muertes.
Al respecto el cardenal mexicano comentó que a pesar de la ayuda enviada, aún son muchas las necesidades por atender y se comprometió a seguir promoviendo la ayuda a los haitianos.
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