México, D.F. / Noviembre 12.-
El color y la composición son las preocupaciones de que parte el artista Manuel de los Ángeles Sosa para crear. “Anfibio”, serie de pinturas para la cual toma prestados elementos del postimpresionismo, la neofiguración e incluso el land art, es la propuesta que exhibe en la galería Oscar Román.
Son cerca de 30 pinturas en las que está presente el entorno de su infancia: Salina Cruz, donde nació en 1978. Pero la serie lo que menos persigue es ser un retrato; De los Ángeles plantea que son escenas diferentes, unidas por la luz-color; a la manera de los impresionistas, acude sólo a los colores primarios, e integra el blanco.
“Anfibio es una conclusión de varias etapas; es una serie de obras realistas, manejando el color postimpresionista, lo que hace que la luz se vea transitando naturalmente”, dice De los Ángeles.
Una sombrilla es el elemento no natural que se une al paisaje de las pinturas. Ésta surgió a partir de una lectura de los fractales en la naturaleza. “La naturaleza se puede justificar geométricamente, una hoja es proporcional a todo un árbol. Este elemento ilusorio me ayuda a trabajar diferentes proporciones y se integra al espacio armónico”.
El estudio de la geometría lo llevó al octágono y, de ahí, a la sombrilla, elemento que toma diversas características, a veces como reflejo, en otras como curva, en otras como elemento juguetón o que llega a la abstracción.
A diferencia de todo anfibio, que nace en el agua y se desarrolla en la tierra, en las obras la sombrilla nace en la tierra y se desarrolla en el agua; lo llama “una pequeña paradoja”.
Pero el paraguas, que se mueve entre manglares, fondos marinos, corales y ríos, es también un símbolo de un espacio protegido, de exclusividad: “La naturaleza siempre ha exigido una protección, lo que sabemos, lo que somos es gracias a ella. Necesitamos convivir en el espacio en que habitamos porque a fin de cuentas somos parte de ello”.
Manuel de los Ángeles Sosa estudió Diseño Gráfico en la UNAM, y obtuvo el premio de adquisición del Encuentro Nacional de Arte Joven de 2001, fue seleccionado en tres de las bienales nacionales de Artes Visuales de Yucatán, fue primer lugar en la Bienal Nacional de Pintura Julio Castillo, en Querétaro, y fue seleccionado en el Premio Nacional de Pintura “José Atanasio Monroy”, en la ciudad de Guadalajara.
El artista partió de su historia personal para la serie: “Todo el tiempo conviví con el mar y la costa. En cada ser humano la niñez es lo que marca la conformación de su sicología”.
Para Anfibio exploró en la neofiguración y la abstracción e hizo intervenciones al estilo land art. Esas intervenciones derivaron a un ejercicio de pedagogía con niños de Concepción Bamba, en la costa oaxaqueña:
“Hice intervenciones ambientales para educarme más visualmente; a la vez que pintaba al aire libre en la playa, hacía land art, modificaba el espacio, era como un pequeño taller natural. Mucho tiempo trabajé con un imperativo social: educar a los niños de allá para limpiar las playas. Me di cuenta que tenía que involucrar a la población, pero no a la gente grande que está educada a su manera, sino a los niños. Ellos, al vivir en una comunidad en la que no tienen nada más que hacer, se animaron a participar. Fue como un juego: fue hablarles del land art y presentarles imágenes. Se dieron cuenta de que pueden hacer cosas maravillosas con lo que tienen en su ambiente. Son comunidades que dependen de la pesca y era importante hacerles ver que para que un ambiente sea sustentable se tiene que proteger.
Convivir con los niños hizo que sacara eso que tenía un poco empolvado, la niñez de ellos es la que yo viví. Es lo que me gusta del arte, que pueda aportar; el imperativo social nunca debe desaparecer en un artista”.
Acerca del lugar de la pintura en el arte actual, De los Ángeles dice: “Todos los soportes son válidos, cada artista en su búsqueda se identifica con ciertas herramientas, instalación, objetos, performance, medios audiovisuales, híbridos. Estoy en un momento en el que no me crea conflicto el medio que utilice para expresarme, lo que importa es el resultado. La pintura siempre ha estado ahí, para crear y profundizar”.
La galería Oscar Román se ubica en Julio Verne 14, Polanco.
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