México, D.F.-
“Todavía no me cae el veinte”. Con esta frase, Alberto Preciado describe las sensaciones que experimenta, luego de que el domingo pasado se despidiera de los ruedos —tras 39 años de carrera— y convertido en una auténtica figura de las filas de plata.
“Lo estoy asimilando todavía”, admite el maestro Beto Preciado. “Era el momento de decir adiós, me siento bien, en plenitud de facultades físicas y así es como tiene que despedirse un torero”, agrega el ex subalterno.
Este día, el torero de plata recibió un cariñoso homenaje en la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, donde se reunieron gran parte de sus compañeros de andanzas taurinas, como Fernando García, secretario de la agrupación o Luis Miguel González, el tesorero.
Javier Escalante, con quien compartió innumerables tardes de toros, colocado sobre todo con el hidalguense Jorge Gutiérrez, se esmeró en la preparación de una paella, una muestra de afecto que se agrega a las tantas que el maestro Preciado recibió a lo largo de su carrera.
“Eso es lo más bonito, el cariño de la gente, ese reconocimiento al trabajo y la satisfacción de haberle entregado mi vida a esta profesión. No me arrepiento de haber sido subalterno”, subraya Preciado, quien deja los avíos con 62 años y luego de que en sus primeros pasos dentro de la fiesta debutara incluso como novillero.
Maestro en el manejo del capote, perfecto entendedor de los terrenos y de la lidia que pide cada toro, Beto Preciado fue hombre de confianza de figuras como Manolo Martínez, Curro Rivera, Miguel Espinosa —con quien toreó en España— o David Silveti, y perfecto guía de los jóvenes principiantes.
Con las emociones aún a flor de piel, tras el adiós, la figura de las filas de plata recuerda la emotiva vuelta al ruedo con que despidió el domingo pasado en La México, bajo las notas de “Las Golondrinas” y arropado por el cariño de los aficionados que reconocen en él a un indiscutible maestro de los ruedos.
“No quieres que se termine la vuelta nunca”, admite el otrora banderillero. ”Es una cosa maravillosa que uno se lleva. Es muy bonito el cariño de la gente, se te pasa toda la película en un momento”, comparte.
Beto Preciado continuará en la escena taurina, ahora como apoderado, una faceta que desarrolla desde hace varios años. Al lado de su hermano, Polo Meléndez, seguirá encaminando la carrera del joven potosino Fermín Rivera, así como la del rejoneador Gastón Santos, a quienes les comparte la experiencia y el profesionalismo de tantos años, las cualidades que lo pusieron en figura de plata.
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