Caen las Chivas con autogol

Guadalajara, Jal.-
El rostro dirigido al cielo. La mirada perdida. Los compañeros que no saben cómo lamentar lo ocurrido. “El Chore” Édgar Mejía no encuentra dónde esconderse. La cancha exhibe y desnuda el grave error. Acaba de meter el esférico, de forma increíble, en su propio arco. Los jugadores de Estudiantes Tecos, agradecidos, celebran el 1-0 definitivo, al 85’.
Chivas sale del estadio Tres de Marzo con una derrota que no estaba en el presupuesto. Deja escapar una inmejorable oportunidad de meterse a la pelea por un lugar en Liguilla y llegará al clásico nacional, frente al América, con la moral golpeada.
Estudiantes Tecos, con la presión de saberse prácticamente desahuciado, es quien toma la iniciativa al arranque del partido. Aprovecha el desconcierto inicial del Guadalajara y se apodera del esférico. Apenas al minuto 2, Hugo Colace está cerca de abrir el marcador, pero Luis Michel rechaza con los puños el potente remate.
Poco a poco, el Rebaño Sagrado equilibra las acciones. Encuentra el balón y empieza a tratarlo bien. Alberto Medina, de vuelta a la titularidad, se toma el cabello y eleva un grito al cielo cuando Christian Martínez desvía con la pierna, apuradamente, su remate cruzado, al ‘9.
El duelo se torna de ida y vuelta. Llegadas en ambos marcos, pero el gol, invitado de honor en cada partido de futbol, se niega a llegar. Chivas se salva al 16’. En un rápido contragolpe, Rubens Sambueza recibe el balón dentro del área, ante la mala marca de Jesús Sánchez, controla y toca suave ante la salida de Luis Michel. La pelota, caprichosa como es, recorre el césped lentamente hasta chocar con el poste y regresar al campo.
Pero el cuadro rojiblanco también se juega mucho. Necesita la victoria. “El Venado” se sacude el polvo de la banca. Se ve ligero sobre la cancha. Es uno de los más peligrosos. Al 20’, toma el esférico y lo acomoda para cobrar un tiro libre. Su disparo pone de pie a la tribuna, pero la bola, una vez más, se niega a mover las redes y se conforma con estremecer el travesaño.
El control del juego, para ese momento, ya es enteramente del “visitante”, que en realidad juega ante su afición que casi llena el Tres de Marzo. Magallón con un cabezazo que pasa por encima (22’) y Báez con un disparo dentro del área (43’) que es desviado por la pierna salvadora de un zaguero zapopano, se quedan cerca de abrir el marcador. Pero sólo eso: cerca.
La negativa del balón continúa en el arranque de la parte complementaria. Tras un desconcentrado inicio, Chivas se acomoda mejor sobre el césped. El capitán del cuadro rojiblanco, Héctor Reynoso, abandona lesionado el terreno de juego, al 55’.
Julio Nava, otro de los activos en el ataque tapatío, pide nuevamente ser el cobrador de un tiro libre, al 56’. Su disparo libra la barrera y baja con dirección de gol. La parte oriente de las gradas grita el gol. Pero es sólo la ilusión óptica provocada por la perspectiva. La pelota, en realidad, golpea las redes por un lado del arco.
Conforme el sol se va ocultado, el partido también cae en intensidad. Estudiantes Tecos se acuerda, de repente, que el descenso es casi un hecho si no consigue el triunfo y ataca tímidamente, más con deseo que con futbol. El paraguayo Fredy Bareiro controla dentro del área y remata cruzado de derecha, pero Luis Michel recuesta para apagar el peligro, al 70’.
Cuando el encuentro se cierra, sólo un error puede abrirlo. Justo eso es lo que ocurre. En el área de Estudiantes Tecos, un rebote le queda al “Hulk” Antonio Salazar, sin marca, el arquero Christian Martínez sale apurado y tapa su remate.
La defensa zapopana despeja apuradamente. Es un balonazo a tierra de nadie, que llega casi hasta el área de Chivas, donde Édgar Mejía patea elevado hacia su propio arco, toma a Luis Michel adelantado. El balón se dirige lentamente a la portería. El arquero lo persigue desesperadamente, pero no lo alcanza. Autogol del Rebaño Sagrado, al 85’ y los locales celebran el tanto que les da vida.
Dos minutos más tarde, el Rebaño acaricia el empate, pero el cabezazo de Antonio Salazar se estrella en el poste. No había más por hacer.