México, D.F. / Octubre 13.-
Todas las vicisitudes expuestas en la edición anterior dejan una conclusión clara: hay que hablar con los niños sobre la realidad del desempleo en nuestro país.
En el pasado no existía lo que ahora tenemos que pasar para obtener un trabajo, ya que ahora se requiere del conocimiento en varias áreas para poder aspirar a un trabajo, lo que va en contra a lo establecido antes cuando sí se sabían los lineamientos para conseguir el empleo deseado.
Al igual, se conocían los pasos a seguir para transitar correctamente por el sendero de la carrera en cuestión, para que en años posteriores se escalaran puestos en las entrañas de determinada compañía.
Esto se ha ido perdiendo con el paso de los años con el temor que tienen los altos mandos al ver que sus empleados poco a poco aprenden el sistema y al mismo tiempo se superan, anhelando subir de rango.
Un ejemplo que señala nuestro especialista en el tema, Gustavo Schujman, se refiere a la frase más común en las generaciones de mayor edad: “En aquellos buenos tiempos”, alusión a que en épocas pasadas no se vivía con el temor a quedar desempleado.
Hoy las cosas han cambiado mucho. La sociedad de consumo exige la producción constante de novedades que presenta una necesidad compulsiva de querer más y más a cada segundo aunque no sea tan necesario, sino que es el sentir la sensación de tener algo,
La mayoría de las veces los niños no lo entienden y por eso se requiere la comunicación frente a frente para saber las inquietudes del niño, consecuentemente el adulto tendrá la obligación de contextualizar la situación por la que atraviesa la familia, el niño lo comprenderá positivamente. Conocer el contexto permite que podamos pensar, cualidad humana que nos distingue a los demás seres vivos.
Fabricar una rutina fuera y dentro del hogar es útil, si queremos construir auténticas relaciones afectivas y comprometidas para desarrollar una armonía, benéfica para cuando no se tiene empleo.
El estigma, mal creado, para el desempleado que es visto como un fracasado se tiene que erradicar porque entonces somos mexicanos llenos de mentalidad fracasada, y eso va en detrimento de un crecimiento social. Por tal motivo, las nuevas generaciones crecen deformadas, con una ideología que reproduce parásitos mentales.
Romper con el tabú es la tarea diaria de todos.
Aceptar la realidad, poder analizarla y avanzar en la búsqueda de estrategias de solución a largo plazo es el mensaje más importante que podemos transmitir a los niños, es el secreto que debemos inculcar por qué es la vía que nos llevará a la felicidad.
Para hablar con el niño sobre lo bueno que es comunicarse con los demás y no esconderse ni avergonzarse, se puede leer con él, el cuento: “La cabeza en la bolsa” de MarjoriePoirchet.
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