México, D.F.-
Las mujeres que ejercen la crónica y sin temor relatan la historia de este tiempo desde la primera persona, también aquellas que emprenden campañas publicitarias de productos que son comprados por otras mujeres, y también las mujeres que desde el canto cumplen un compromiso social con la sociedad, fueron las protagonistas del segundo día de actividades del Congreso Internacional “La experiencia intelectual de las mujeres en el siglo XXI”.
Mujeres cronistas, publicistas y cantantes se dieron cita ayer en el Palacio de Bellas Artes para reflexionar sobre su quehacer, analizar sus retos hacia el futuro, celebrar sus logros y explorar las nuevas fronteras determinadas por el siglo XXI.
Justo al hablar de los retos, Cecilia García Huidobro, Faride Zerán y Gabriela Wiener, durante la mesa dedicada a las Cronistas, que fue moderada por Laura Emilia Pacheco, reflexionaron sobre la mujer en la crónica, ese género periodístico y literario que tiene entre sus principales exponentes a creadores de América Latina.
Para ellas, la crónica es un género desobediente, un cuento que es verdad, una especie de ornitorrinco, un género periodístico y literario que se practica mucho y muy bien en América Latina -mucho antes que Estados Unidos hablara del nuevo periodismo- y sin embargo, un género ejercido por muy pocas mujeres.
Allí hablaron de las cronistas que han poblado con grandes historias el mundo: Alma Guillermoprieto, Leila Guerriero, Gabriela Wiener y María Moreno, entre otras; allí también reconocieron que son muy pocas las mujeres que ejercen la crónica en América Latina; y además, que se trata de un género al que deben llegar con mayor fuerza las mujeres para reconquistarlo y dominarlo.
La estudiosa de la literatura y de la crónica, la chilena Faride Zerán, dijo que curiosamente eso no pasa con la entrevista, donde hay grandes entrevistadoras; por eso su teoría del por qué no hay tantas crónicas tiene que ver con el temor de las mujeres a escribir con la primera persona, como se enseña en las escuelas de periodismo tradicional.
“Nos dicen: hay que ser objetivos, hay que decir los dichos, la pirámide invertida y una serie de cuentos que son interesantes para la síntesis, pero son fatales para la hora de enriquecer el lenguaje, de saber contar una historia, de atrapar al lector; por eso digo que a veces los géneros tienen género, por eso al de la crónica tenemos que recapturarlo, tenemos que hacerlo nuestro y dominarlo”, mencionó.
Cecilia García Huidobro dijo que el cronista es un vouyerista que debe tener esa pequeña perversión y una capacidad de asombro. Dijo además que la crónica es una especie de guanaco -animal de pelaje que escupe- y que en ese sentido “a lo mejor, a las mujeres nos ha faltado esa pequeña aberración del vouyerista” y reconoció el trabajo de la peruana Gabriela Weiner, quien desde España se ha insertado con gran éxito, en la crónica iberoamericana con textos muy intimistas y personales.
La misma Weiner aseguró que en la universidad consumía mucha literatura del yo, mucha poesía, muchos testimonios “donde las mujeres hemos sido cronistas de nuestra propia intimidad, de nuestra vida doméstica, del cambio de nuestro cuerpo, de la interrelación con los demás, estas cosas de alguna manera nutrieron el tipo de periodismo que hago; las mujeres hemos sido narradoras desde nuestras realidades más cercanas”.
El papel en la publicidad
La imagen de la mujer en la publicidad es altamente relevante, porque el 85 % de lo que se compra en el mundo lo compran las mujeres, por lo tanto la publicidad la dirigen a ellas, tal como afirmó Ana María Olabuenaga durante la mesa de reflexión dedicada a las publicistas.
Olabuenaga, creadora de la campaña “Soy totalmente Palacio”, acompañada por Paula Santilli, de Argentina, y Olga Lucía Villegas, de Colombia, habló de la relación entre la publicidad y las mujeres. “El tema es altamente relevante porque la publicidad está siendo dirigida a las mujeres, por eso es muy interesante ver cómo esta actividad comercial -que es motor económico- ofrece una imagen de las mujeres y corresponde a la que existe en realidad o si esa difiere entre cada país”, dijo en entrevista.
Para ejemplificar cómo se maneja la mujer al comprar, la publicista que también fue responsable de la campaña “El que golpea a una, nos golpea a todas” narró cómo una mujer es capaz de sacrificar un gusto personal por comprar algo que satisfaga las necesidades de sus hijos o pareja.
“Uno de los retos en este oficio es que el reflejo que nosotros hacemos que la mujer responda a lo que ellas quieren ver, esta es la gran responsabilidad. Y el reto de las mujeres es apoyar el desarrollo de todas, por ejemplo a niveles de dirección es dramáticamente inferior al de los hombres”, dijo Olabuenaga.
Por su parte, Olga Lucía Villegas comentó que los publicistas apelan a las corrientes humanas como el valor de la belleza, aunque “aún hay muchos estereotipos de la mujer perfecta, pero vamos en un camino interesante de cambio”.
El canto de las mujeres
También las cantantes se dieron cita en este congreso que concluirá el próximo jueves. Eugenia León ironizó: “Somos las divas intocables” y luego habló del compromiso social de cantar para los demás, la profesionalización y la vida familiar.
En esa mesa en la que también participó la peruana Susana Baca, la colombiana Andrea Echeverri, la argentina Cecilia Rossetto y la cubana Omara Portuondo, Eugenia León agregó: “Somos artistas, trabajadoras, gerentas, productoras, madres, esposas, hijas, y no siempre hemos encontrado el apoyo de nuestros padres, hermanos, colegas y no se diga de gente dentro de la industria de la música que no admite a mujeres con ideas propias que se salgan de los parámetros de las figuras de adorno”.
Mientras Susana Baca narró su experiencia como mujer negra en un mundo machista y racista; Rossetto hizo alusión a su juventud, marcada por la dictadura y Andrea Echeverri interpretó temas a favor de la mujer, cuyas premisas eran: “Deshacerse de sus complejos de Barbie”.
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