México, D.F. / Octubre 20.-
El cineasta Terry Gilliam acusó que en la actualidad en la industria fílmica hay una desmesurada obsesión por hacer películas en 3D como un recurso y necesidad para vender producciones más costosas y apoyar su comercialización en la televisión.
Entre los numerosos cuestionamientos a los que el cineasta respondió, destacó el señalamiento al uso de la tecnología digital y la forma como se imaginaba que se vería el mundo en el futuro cinematográfico.
Con honestidad dijo que no le agrada el empecinamiento de aquellos que se sumergen en el terreno de lo digital porque les fascina, ya que él se siente más cómodo cuando las cosas son artesanales.
“En el futuro del cine no tengo la menor idea, tal vez todo será en 3D porque considero que se hacen las películas en ese formato para vender las nuevas televisiones, que son muy buenas y carísimas”, dijo Gilliam.
Señaló que “a la industria le funciona mejor hacer este tipo de producciones porque tiene mejores ingresos. No sé si realmente sea un nicho, pero cuanto más cueste una película es más factible que las ideas sean menos originales”.
Explicó que por eso hay una “Macdonalización de las películas, son como una gran hamburguesa, siempre que las comes te saben igualitas, así es Hollywood. Voy al cine y veo la misma película que ya he visto otras veces”.
Según Gilliam, esa fórmula es con la finalidad de “atomizar” al espectador y que siga creyendo que todo fuera del cine es una bella realidad, cuando la verdad es que se está destruyendo.
El cineasta se reunió la víspera con un numeroso público ávido de saber de él, de sus secretos y sus planes, entre otros asuntos, en la Biblioteca Pública de esta ciudad, en el marco de la octava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Naturalmente no olvidó señalar cómo inició su carrera en el mundo de la animación con “Monty Python”, donde comenzó como el dibujante.
Destacó que lo más importante en su vida son las tramas que ha creado, “una película sirve para contar historias importantes y entretenidas, pero hay demasiadas películas que no hacen pensar a la gente y yo siempre quiero que la gente piense”.
Hizo hincapié en que la televisión es un espejo en el que se reflejan solamente porquerías y qué decir de los periódicos.
Reveló que para convencer a los productores para que le dieran financiamiento para sus producciones, en las que lo más importante no son las ideas sino los actores, debió establecer una fórmula anteponiendo a los artistas, “por eso siempre trabajo con actores de renombre”.
Gilliam puso como ejemplo el caso de “El mundo imaginario del doctor Parnassus”, filme en el que tuvo al fallecido Heath Ledger como protagonista.
“Cuando el actor murió, algunos inversionistas empezaron a retirar su capital. Fue por eso que decidí incluir a tres grandes figuras: Colin Farrell, Johnny Depp y Jude Law. Lo más increíble de haberlos incluido fue que ninguno de ellos cobró un sueldo, los tres le donaron ese dinero a la hija de Ledger. Eso me conmovió muchísimo, es algo insólito en un mundo como el del entretenimiento.”
Por lo que se refiere a los realizadores contemporáneos que admira, Gilliam dijo: “Los odio a todos porque son más exitosos que yo”.
Ya en tono serio señaló que con “The lives of others”, de Florian Henckel von Donnersmarck, y “The white ribbon”, de Michael Haneke, “cuando las vi dije: ‘Con esto no puedo competir, se me hace que mejor me rindo’”.
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