México, D.F.-
Acompañado de rezos de sus devotos, el milagroso Niño Dios, de la Parroquia del Santo Niño Jesús dejó este miércoles su nicho para ser atendido de diversos deterioros en talleres de restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde también ha merecido cuidados la imagen, del Niño Pa, de Xochimilco.
Hecha a fines del siglo XIX o inicios del XX en Barcelona, España, para “mover” los corazones de gente piadosa y así recaudar fondos para los templos de la Congregación de San José, en la Ciudad de México, la escultura en madera será sometida a estudios y, posteriormente, a trabajos de conservación y restauración por especialistas del la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNPC) del INAH.
La restauradora perito Katia Perdigón Castañeda, dijo que la llegada del llamado Niño Limosnerito a los talleres de la CNCPC, en Coyoacán —donde fue recibido por la coordinadora Lilia Rivero Weber—, representa la formalización de un proyecto interdisciplinario que pretende evaluar y reducir los daños de algunas de las imágenes del Niño Dios del país, que se consideran milagrosas.
La doctora en antropología social y conocedora de temas relativos al Día de la Candelaria y a la veneración de las figuras del Niño Jesús, detalló que la escultura del Niño Limosnerito (de 58.5 cm de alto, 17 de ancho y 16 de profundidad) muestra múltiples repintes y limpiezas dispares.
La talla, con detalle en hoja de oro y posiblemente pintada al óleo, posee además una grieta de tamaño considerable en la parte posterior que corre a lo largo, así como otras menores en el brazo derecho, así como en la base. También hay faltantes de capa pictórica, abrasión en pies y manos, y polvo generalizado, abundó Perdigón.
Explicó que entre 2009 y 2011 se analizaron y restauraron cuatro de las esculturas del Niño Jesús que tienen bajo su resguardo las monjas concepcionistas del Dulce Nombre de María y San Bernardo, estas son los milagrosos Niño Hallado y Niño de las Suertes (de los siglos XVI-XVII y XVIII, respectivamente), recibieron cuidados en el anterior convento de esta congregación, en Tacubaya.
“Lamentablemente muchas de esas imágenes son llevadas a artesanos para su restauración, una de las consecuencias es la pérdida de su historicidad y su parte estética debido a que las repintan o raspan la pintura original para colocar una capa moderna”.
El objetivo de este proyecto, es el que se encuentren en buen estado y dignamente mostrados a los feligreses, además se trata de devolver a estas piezas su valor histórico y estilístico, expresó la experta del INAH.
En su intervención, el padre Salvador Barba Maldonado, de la Parroquia del Santo Niño Jesús, se congratuló de que la figura venerada por cientos de feligreses, y por lo menos mil danzantes concheros durante los festejos de la Epifanía —el 6 de enero—, sea ahora motivo de cuidados que podrían considerarse médicos, pues este tipo de imágenes, como la del Niño Limosnerito “son una proyección de Dios”.
Rememoró que en busca de la aprobación pontificia de la congregación josefina, la escultura fue mandada a manufacturar por el religioso José María Troncoso y Herrera, quien ideó que ésta tuviera una actitud suplicante con una bolsa en una de las manos, para colectar donaciones y así edificar el templo “de su bendito padre San José”.
“La duración de los trabajos de conservación y restauración del Niño Limosnerito, los cuales estarán a cargo de la experta Roxana Romero Castro, dependerá de los resultados de los análisis (de materiales, de madera y estratigráfico) porque antes de tomar alguna decisión, debemos evaluar los problemas estructurales de la escultura”.
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