México, D.F. / Octubre 13.-
Familiares, amigos y compañeros le darán el último adiós al luchador Dr. X este jueves, en el panteón de Santa Cruz Meyehualco; los restos del gladiador descansarán en el pueblo que lo vio nacer.
El galeno sembró muchas amistades en su paso por las arenas de lucha libre y uno de sus viejos colegas dentro y fuera del ring es el gladiador Nitro, con quien arrancó el sueño de ser luchador desde los 16 años en el gimnasio de la arena México y quien lamentó la pérdida de su compadre.
“Fuimos compadres y amigos, Dios me dio la oportunidad de conocerlo desde muy joven, éramos hermanos de muchas maneras. Tuvimos una etapa como campeones de tríos, quizá profesionalmente la mejor época, pero con él viví muchos viajes, anécdotas y buenas experiencias como profesionales de la lucha libre”, recordó.
Compartió que lo primero que pensó cuando se enteró de la noticia, fue recordar los grandes momentos que vivieron como luchadores, “compartimos muchos sueños, él ahora cumplió uno por el que luchó mucho, será una gran estrella en el cielo, en vida desaprovecharon su calidad, me ganó en el camino, pero a la buena, sé que nos vamos a juntar algún día en la arena celestial, donde otra vez seremos pareja”.
Una amistad que rebasó los límites del cuadrilátero, para sellar un lazo familiar: “Me dio la oportunidad de bautizar a uno de sus hijos y acompañé a su hija en su fiesta de 15 años, es lo que más valoro y con lo que me quedo de mi amigo. Era un hombre que respetaba mucho sus tradiciones y las fiestas de su pueblo, y me compartió parte de esa pasión”.
De cómo lo recordará y qué le diría al X, si tuviera la oportunidad de despedirse, el líder de los Rebeldes Taureg agregó: “Darle las gracias por todos los momentos padres que vivimos, como en toda relación hubo diferencias, pero siempre será mi compadre y como él me decía, seremos carnales por siempre”.
El pasado martes la porra ruda no asistió a la función de la arena México en señal de luto, pero el recinto que lo vio nacer como luchador lo despidió con un aplauso estremecedor. Un reconocimiento merecido para el luchador que dejó sudor y esfuerzo en cada rincón de esa arena, de donde nunca debió irse.
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