México, D.F.-
Arrepentido de sus excesos fuera del lienzo verde, Diego Armando Maradona advirtió —tras su partido de homenaje en Buenos Aires— que “la pelota no se mancha”, frase utópica para un deporte que ya ni siquiera está ajeno a oscuros capítulos relacionados con el crimen organizado.
La detención del ex portero Omar Ortiz, supuestamente vinculado a una banda de secuestradores en San Nicolás de los Garza, es el nuevo eslabón de una larga cadena de sucesos que involucran, en actos delictivos, a integrantes del futbol mexicano.
“Prácticamente [la noticia del Gato] va dar la vuelta al mundo”, lamenta José de Jesús Corona, guardameta del Cruz Azul. “Mancha al futbol mexicano. Hay que decir que es algo muy grave… En nuestro país vivimos momentos complicados y sólo esto faltaba”.
El regiomontano se une a la lista integrada, entre otros, por Carlos Ahumada, Maurizio Gaudino, Albeiro Usuriaga y Carlos Álvarez.
Las franquicias del Irapuato, el Querétaro y los desaparecidos Mapaches de Nueva Italia han sido relacionados con narcotráfico.
Gaudino, quien jugó para el América durante la campaña 1995-1996, fue detenido en Alemania, a finales de 1994, por presunta complicidad con una banda de contrabandistas de automóviles de lujo.
En julio de 2003, Carlos Álvarez, ex futbolista del Necaxa, fue detenido en el aeropuerto de la ciudad de México tras encontrársele más de un millón de dólares que intentaba sacar del país clandestinamente. Fue condenado a cinco años de prisión.
Ahumada, entonces accionista del León y el Santos Laguna, fue aprehendido en 2004 por fraude.
Ese mismo año, los Freseros y Gallos Blancos, clubes que militaban en la Primera División, fueron desafiliados de la FMF a causa de tener nexos con organizaciones delictivas.
La Trinca era propiedad de José Tirso Hernández Félix, señalado por el FBI como integrante del Cártel de Juárez. Directivos del club queretano fueron vinculados con Paul Solórzano, quien lavaba dinero producto del narcotráfico.
Los Mapaches vivieron una historia similar. Hace casi cuatro años se descubrió que su dueño, Wenceslao Álvarez, operaba con el Cártel del Golfo y “La Familia de Michoacán”.
Episodios que han manchado a la pelota en México. Herida reabierta por Ortiz, quien estaba cerca de cumplir la suspensión de dos años que recibió tras dar positivo en un control antidopaje.
“Fuera de la posición, del deporte, es algo que vimos en la televisión, de los delitos más graves”, insiste Corona.
“Es algo muy lamentable que un futbolista que iba a regresar a las canchas haya tenido este tipo de acontecimientos, los cuales se deben sancionar”.
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