México, D.F.-
Como un crecimiento que conserva la misma plástica con taludes, puntos altos lejos del observador y del paseante, describió hoy -martes- el arquitecto Teodoro González de León las obras de remodelación y ampliación que encabeza en el Museo Tamayo, recinto diseñado por él junto con Abraham Zabludovsky, que fue inaugurado en 1981 y que ese mismo año fue reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura.
En 65% han avanzado los trabajos, iniciados en agosto pasado, los cuales representarán una ampliación de 30% del Museo. A finales de agosto se verá funcionando al recinto en su totalidad, dijo Carmen Cuenca, directora de este espacio.
El área total del edificio pasará de 4 mil 978 metros cuadrados a 6 mil 846 metros cuadrados. En 40% se incrementarán las áreas de exhibición: las nuevas salas suman 692 metros cuadrados.
Después del sismo de ayer –martes-, periodistas y algunos funcionarios hicieron un recorrido por las obras que además abarcan otras formas de acceso -rampas y un elevador-; un centro de documentación dedicado a Rufino Tamayo que estará abierto al público e investigadores; la renovación del auditorio, con capacidad para 180 personas y espacios para sillas de ruedas; un aula educativa para 60 personas; la ampliación en 40% de las bodegas de arte -con las óptimas condiciones de humedad y temperatura, y protegidos del fuego-; una terraza que da al Bosque de Chapultepec y donde habrá una cafetería, una tienda librería y el reacondicionamiento de áreas verdes y taludes.
Las obras representan una inversión de 84 millones de pesos que, en partes iguales, entregaron Conaculta, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Fundación Olga y Rufino Tamayo (FORT), precisó David Cohen, presidente de esta Fundación.
Cuenca destacó este modelo de gestión que ha integrado instituciones y sociedad civil. Detalló que las obras conectarán el área que ya existía con la de la ampliación, y precisó que serán mil 880 metros cuadrados de ampliación y remodelación.
En el recorrido estuvieron también la presidenta de Conaculta, Consuelo Sáizar y la directora del INBA, Teresa Vicencio.
La “ronquera” no le permitió a González de León dar muchos detalles acerca de la obra, sin embargo, se tomó el tiempo para recordar que el proyecto inició en 1972, pues durante varios años se buscó un sitio adecuado, y que tras la apertura, a los cuatro o cinco años fue patente la necesidad de ampliar ciertas áreas de servicio.
El arquitecto y pintor, uno de los más destacados en México, describió el crecimiento del espacio del Museo “como el de una planta, al edificio le salieron nuevas ramas, y en el exterior tiene el mismo espíritu plástico”. Destacó la amplitud y altura de las nuevas salas o detalles como las nuevas ranuras arriba de los muro como salida del aire acondicionado que no alterarán la museografía.
Espacio contemporáneo
La fachada del Museo no cambiará, pero se han ampliado los espacios hacia el oriente, donde estarán la terraza, cafetería y tienda, que tendrán un acceso diferente al principal.
El Tamayo, que usualmente presentaba entre tres y cuatro exposiciones, ahora podrá ofrecer seis. De ahí que además del crecimiento físico se ha crecido en el equipo curatorial.
“Se han equipado todos los espacios para que funcione como un museo contemporáneo, con todas las características para albergar cualquier colección del mundo”, dijo la directora del museo, en tanto que el arquitecto celebró que con estas nuevas obras el Tamayo pasa cualquier reglamento actual para un museo de su tipo.
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