México, D.F.-
Las cúpulas octagonales como imagen del legendario Templo de Jerusalén, los chapiteles o remates de las columnas de las llamadas capillas posas como representación del monte Calvario, la luminosidad de las iglesias barrocas como manifestación de la luz de Dios o los retablos semi-hexagonales como abstracción del nombre de Cristo, son algunos de los ejemplos que explican el significado de los espacios y las formas de la arquitectura sagrada de la Nueva España.
Estudios sobre el simbolismo en la arquitectura novohispana, coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el IIE, la especialista en arquitectura virreinal demuestra que los múltiples elementos arquitectónicos que dan forma a fachadas e interiores de templos novohispanos poseen, más que un valor decorativo, un valor simbólico que refiere a la comunión del hombre con Dios.
Un estudio de la historiadora del arte Martha Fernández, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, ofrece nuevas lecturas sobre este estilo arquitectónico que tuvo entre sus propósitos evangelizar y afianzar la doctrina cristiana en la Nueva España.
En “Estudios sobre el simbolismo en la arquitectura novohispana”, coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el IIE, la especialista en arquitectura virreinal demuestra que los múltiples elementos arquitectónicos que dan forma a fachadas e interiores de templos novohispanos poseen, más que un valor decorativo, un valor simbólico que refiere a la comunión del hombre con Dios.
“Desde el punto de vista conceptual, toda iglesia, templo, capilla o catedral es la Jerusalén Celeste, porque supone la entrada al paraíso. En el momento en que uno entra al Templo sagrado se está entrando al paraíso”, asevera.
Producto de varios años de investigación, el libro “se centra en el análisis de las formas arquitectónicas en sí mismas, en los espacios arquitectónicos y en algunos elementos iconográficos que aparecen en los edificios virreinales. Pero también se basa en textos de la época virreinal, en crónicas que hablan de este simbolismo, que si bien se ha tomado como costumbre verlos como alegorías, más bien están hablando de las creencias que se tenían. Para los constructores de estos edificios, la portada de un templo había que verse como la Jerusalén Celeste o como el ingreso al Templo de Salomón”, dice.
El volumen, ilustrado con fotografías que ejemplifican el análisis, incluye ensayos sobre la historia de los elementos simbólicos más utilizados en las construcciones religiosas de la Nueva España, sus orígenes, el paso por Europa, sus transformaciones en el tiempo, su adaptación a diversos contextos, y la readaptación en la cultura novohispana, donde los creadores le añadieron su creatividad artística.
Para la aplicación de su análisis, basado en tratados de arquitectura de Juan Ricci, Juan Caramuel y Guarino Guarini, y algunos escritos en México durante el virreinato, toma como ejemplos claves las catedrales Metropolitana del DF y la de Puebla, y ejemplifica con templos de otras ciudades.
El palacio divino
Fernández, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, centra su atención en las influencias que el Templo de Salomón y sus sucesivas reconstrucciones adquirieron en la arquitectura novohispana.
De este legendario templo, que el rey Salomón construyó de acuerdo a las revelaciones de Jehová como una representación terrenal de su palacio celestial, provienen las columnas helicoidales o torcidas, característicos de los edificios románicos y góticos del Medioevo. En México, esos elementos arquitectónicos se pueden apreciar en las portadas principales de las iglesias de Santo Domingo, de la Catedral Metropolitana, la de San Juan de Dios, la de Santa Teresa la Antigua, en el centro del DF., así como en la portada del Sagrario de la Catedral de Puebla, en la portada del coro o en los soportes del Retablo de los Reyes de esa catedral.
Otro de los elementos que se exponen en la publicación es la influencia que en la Nueva España adquirió la Mezquita de la Roca, ubicada actualmente en el centro del Monte Moria en Jerusalén, considerada como la reconstrucción del Templo de Salomón. Del diseño de esta iglesia provienen las cúpulas, torres y contrafuertes octagonales, que en la Nueva España se aplicarían en construcciones como la Capilla del Ochavo de la Catedral de Puebla y la portada de la Iglesia de Santa Teresa la Antigua, en el DF.
En la arquitectura y en la retablística novohispana se encuentran referencias a la montaña, la cueva o el árbol, elementos de la Naturaleza, considerada templo natural del ser humano. El libro aborda también cómo en que en cada edificio religioso se reconstruyó el cielo y la Jerusalén Celeste, a partir de mantos, doseles y cortinajes como “representaciones del manto cósmico”.
De acuerdo con la investigadora, en la Nueva España esa reconstrucción ideal de la Jerusalén Celestial adquirió importancia tanto en la construcción de iglesias, como en el diseño de ciudades como México y Puebla.
Ésta última es considerada en el imaginario como una ciudad trazada por los Ángeles. “Hay una variedad de columnas salomónicas que se retoman en las Casas de las Bóvedas en Puebla. Pero también se pueden ver en nichos que se encuentran en el DF., el Centro está lleno de nichos en las esquinas de las casas virreinales”, agrega.
“Es un libro que puede ayudar a entender la arquitectura virreinal más allá de los recursos estilísticos que se puedan encontrar en cada iglesia, más allá de si es barroca o manierista. El mensaje, a través del simbolismo, es como podemos entender lo que es nuestra arquitectura virreinal”, comenta.
Discussion about this post