México, D.F. / Abril 26.-
Francisco Trillas Mercader, considerado por muchos el editor mexicano más importante de todos los tiempos y fundador de la editorial Trillas, murió el pasado sábado a los 84 años de edad, producto de un fuerte infarto que tuvo hace cuatro años y que le dejó apenas un 35% de su corazón útil.
El editor que nació en la ciudad de México en 1926, murió justo el 23 de abril, el Día Mundial del Libro, objeto al que se dedicó durante más 70 años y que lo convirtió en una referencia obligada en la edición de libros de texto en México, pues en Trillas publicó más de cinco mil títulos de unos 10 mil profesores, de los cuales, unos 80% de ellos son mexicanos.
De padres españoles y procedente de una familia dedicada a la encuadernación, la vida de Francisco Trillas Mercader estuvo siempre ligada a los libros, pero fue a los 14 años cuando invitado por su tío Florian Trillas, que comenzó a atender la librería del tío que estaba más dedicado a la venta que a la encuadernación.
Años después, esa labor se convirtió en una sociedad, juntos fundaron “F Trillas”, la editorial que con el tiempo se llamaría solamente Trillas, una casa de la que Trillas Mercader fue director general hasta su muerte, aunque hace cuatro años su hijo Fernando Trillas Salazar se hizo cargo de la empresa.
Jesús Galera, ejecutivo de editorial Trillas desde hace 35 años, dice que Don Pancho dedicó 70 años de su vida al libro, vendiéndolo y después editándolo. “Las primeras ediciones fueron de sus maestras, les decía, ‘si usted da clases debe tener un cuaderno, unos apuntes en los cuales se apoya’, así fue consiguiendo libros de texto y publicándolos”, señaló Galera.
Dijo además que Don Pancho cuidó mucho a los autores mexicanos y fue acreditando poco a poco el libro mexicano en todo el continente, pues antes se discriminaba o no querían distribuir a quienes se apellidaban García o Pérez o Hernández.
Recordó que Francico Trillas recibió homenajes en Colombia, Argentina y España, pero nunca en México, ni siquiera la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Desde ete lunes, las cenizas del editor, melómano, bibliómano y coleccionista de arte están depositadas en la Iglesia de San Ignacio de Loyola.
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