México, D.F. / Noviembre 3.-
En galaxias como la que habitamos, la Vía Láctea, podría haber transferencia de vida si un planeta muy grande expulsa a uno pequeño al espacio interestelar con “semillas” que podrían reproducir la vida, planteó el físico Héctor Javier Durand Manterola, del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
Especializado desde hace varios años en la astrobiología -la ciencia que estudia el origen de la vida y su posible presencia en otros planetas- el investigador del Departamento de Ciencias Espaciales del IGf desarrolló una hipótesis, donde argumenta que el pequeño planeta, tras un largo viaje interplanetario, puede desarrollar vida y llegar a otro Sistema Solar.
Durante la conferencia “Transferencia de vida en la galaxia”, ofrecida en el salón de seminarios del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), Durand planteó que, aunque tras ser expulsado al espacio el pequeño planeta quedaría solo, podría desarrollar vida.
“Del interior del propio cuerpo celeste surge calor, donde se puede mantener una especie de bolsas de agua líquida. Podría empezar el cero genómico aquí -es decir, la formación de material genético como ADN- y desarrollarse a lo largo de un periodo muy largo en el espacio. No tendría problema de radiación, pues las formas de vida elemental irían protegidas dentro del planeta”, explicó.
Así podría llegar a otro Sistema Solar, empujado por el viento estelar, que arrastra formas de vida elementales o bien, si tiene impactos, éstos pueden mandar meteoritos o rocas, las cuales al caer en otro planeta del mismo Sistema Solar, podrían “sembrar” vida.
Durand recordó que, desde 1995 hasta la actualidad se han detectado 470 exoplanetas, es decir, que orbitan una estrella distinta a nuestro Sol.
“Actualmente el satélite Kepler busca exoplanetas tipo Tierra. Es un aparato que necesita hacer mucha estadística durante mucho tiempo, pues está fijo en un punto”, recordó.
El investigador del IGf consideró que la vida no necesariamente tiene que ser lineal, y que incluso pudo venir de otro sitio a la Tierra. El planeta grande puede empujar al chico por un efecto gravitacional.
“Una de las objeciones que me ponen mis colegas es que, si esto pasa, el planeta deja su atmósfera atrás, sin ésta última no puede desarrollar vida. Pero mi respuesta es que las atmósferas no son estáticas, sino que se desarrollan a lo largo del tiempo, como sucede con el vulcanismo”, señaló.
Durand reconoció que la probabilidad de transferencia de vida en una galaxia es remota, pero no imposible.
“Un planeta que viaja por el espacio no se va a encontrar solamente con un Sistema Solar. La probabilidad de que alcance una zona planetaria en una sola vuelta crece por el número de sistemas. Podría entrar seis veces en cada vuelta. Eso significa que habría 3 mil 700 entradas por vuelta. “Esto aumenta la posibilidad de entradas”, consideró.
Durand dijo que el tiempo que tarda en pasar un errante por un sistema de éstos es de 40 años en promedio. “Cuarenta años y 3 mil 600 acercamientos nos dicen que el mecanismo sí funciona”, finalizó.
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