México, D.F.-
En la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cotizan empresas y se dan cita inversionistas que buscan alternativas para multiplicar su capital, incluso para quienes simplemente especulan con las ganancias. Pero también es un espacio para el arte y para los nuevos creadores.
La noche del miércoles en la sede bursátil de la ciudad de México se inauguró la obra de la artista coahuilense Sandra Cepeda “Tres treinta y tres: Portal”, que remite a las pinturas oníricas de Salvador Dalí y a las alucinaciones de Roger Waters en el filme The Wall de Pink Floyd.
Aunque es poco conocido en México, su trabajo se ha expuesto en galerías de Estados Unidos, España y Japón, pero esta vez apuesta por su país, respaldada por la BMV.
“Antes había tocado puertas y me decían que estaba muy joven”, revela la artista plástica en entrevista con EL UNIVERSAL.
Aún así, Cepeda cree que en México es posible “vivir del arte”, siempre que los jóvenes creadores dejen atrás los prejuicios y trabajen de la mano con la iniciativa privada y los gobiernos.
“Debemos tener una visión los artistas de unir fuerzas con la iniciativa privada y el gobierno: uno más uno. Por esa falta de visión, muchas áreas en México no avanzan y no vemos lo que nos puede ayudar o lo que uno puedo dar al otro. Nada más estamos viendo que sacamos de provecho”, expresa.
A Sandra en realidad no le costó mucho trabajo montar su reciente exposición. Dice que conoció a la gente de la BMV por mera casualidad, platicó con ellos de su trabajo “¡y listo!”, le dieron un espacio.
“La gente de la bolsa está muy abierta a apoyar a la gente nueva, pero en otros casos siento que las galerías en el DF son un poco ‘malinchistas’”, confiesa.
“Tres treinta y tres: Portal” consta de 44 piezas en acrílico, esmalte y tinta china con un valor, cada una de ellas, de entre mil 800 y cinco mil dólares y estará en exhibición hasta el 10 de febrero en una de las salas de la BMV, que se ubica sobre Paseo de la Reforma.
De hecho es la primera exposición de las 12 que prevé albergar el organismo en el transcurso de este 2012, de acuerdo con Roberto Gavaldón, director de Comunicación Social del organismo, quien fue el inaugurador.
El título, de acuerdo con Cepeda, es la contraparte simbólica del siniestro 666, “un número (el 3:33) cargado de espiritualidad y de buena vibra. Aunque reconoce que su obra se inspira en un mundo plenamente subjetivo y a veces difícil de entender, lo cual no le quita el sueño.
“Yo no estoy buscando que me entiendan o que me comprendan, ni hacer sentir algo; es lo que me sale del corazón. Mi pintura, mi arte, no tiene ninguna ‘onda’, ni demanda, ni de socialista, es lo que vivo y veo a mi alrededor”, concluye.
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