México, D.F. / Noviembre 19.-
Una grúa de 220 toneladas y 70 metros de altura trabajó incansable el último tiempo para poder inaugurar el primer hotel alemán en las copas de los árboles: en la isla Einsiedel, en las praderas de Naisse, límite entre Alemania y Polonia.
Construido en la localidad de Zentendorf de Sajonia habrá cinco cabañas a una altura entre ocho y 10 metros del suelo, metidas en las copas de los árboles disponibles para los viajeros intrépidos.
La capacidad total es para 20 personas. En cada cabaña, pueden pernoctar entre tres y seis personas. El primer hotel en los árboles en Alemania abrió sus puertas al público, informó la página de internet de Deutsche Welle.
El que quiere celeste, que le cueste
Los que sufren de vértigo, en este hotel seguramente no podrán cerrar un ojo en toda la noche. Se sube por una escalera de madera y se llega al idilio sobre pilares de gruesos troncos de acacias.
Entre las cabañas se extienden puentes angostos. Todo está construido de madera y huele a astillas. En el medio de la construcción en falsa escuadra, hay una plataforma en la que se pueden encontrar los huéspedes del hotel y donde se acumula el equipaje porque en las cabañas mismas no hay suficiente espacio.
Pero sí tienen un balcón, además del rincón para dormir en cómodas literas, la esquina para sentarse, un excusado de emergencia (en caso de no llegar al baño que está abajo) y luz eléctrica.
Para ducharse, se ha construido especialmente una plataforma con una hermosa vista a las copas de los árboles y al parque de Neisse hasta el límite con Polonia. Por ahora, solamente habrá agua fría.
¿El hotel más loco del mundo?
El autor de esta obra de arte en madera es Jürgen Bergmann con la ayuda de sus empleados. Bergmann es el jefe de una empresa fundada en 1990, dedicada a realizaciones en madera, por ejemplo, seres fantásticos, paisajes para jugar y casas para los árboles. Según Bergmann, “cosas alocadas y grandes de madera”.
Parte de esas obras únicas está emplazada en el parque aledaño que surgió a partir de la década de los años 90 junto al taller de Bergmann. Él mismo es dueño de una casa privada en un árbol.
El año pasado, 73 mil turistas acudieron desde lejos a este enorme parque de juegos de aventura, más allá de toda ruta turística. Y para albergar a estos turistas, Bergmann ideó el hotel en los árboles.
Cada cabaña cuesta entre 160 y 220 euros al día (2 mil 677 a 3 mil 681 pesos mexicanos). La demanda para pasar una noche en el primer hotel alemán en los árboles es considerable.
Después de todo, ¿no es el sueño de cada niño vivir en la casa del árbol? ¿El sueño de libertad y aventura? Quizás también, el sueño de todo adulto para evadirse de lo cotidiano, dejar de pisar el suelo – por lo menos por corto tiempo – y vivir una aventura estando más cerca del cielo.
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