Guadalajara, Jal.-
Echó mano de la última pizca de ilusión que le quedaba. Omar Arellano saltó impulsado por la fe.
Jamás perdió la batalla de los sentimientos. La Nueva Pina embistió como si se tratara del primer minuto, más era el último. Llegó a la cita con el balón. Agónico tanto, bueno para salvar al Guadalajara y darle un punto (1-1) ante Deportivo Quito en su presentación dentro de la Copa Libertadores 2012.
Arriba, en la soledad de su lujoso palco, Jorge Vergara también saltó. Ni siquiera se percató quien metió el gol. Rafael Ortega, presidente deportivo de las Chivas, le comunicó el nombre del héroe.
El empresario resopló, mientras Angélica Fuentes lució inmutable.
Los integrantes de la pareja presidencial rojiblanca confirmaron que la amnesia futbolística es severa. Tuvieron otra noche marcada por el sufrimiento, el cual también experimentaron los pocos aficionados que aún soñaban con la reacción del Guadalajara.
“No nos vamos contentos con el resultado, pero hoy ganamos un poco de confianza, de seguridad”, aseguró Omar. “Nunca perdí la fe en mi equipo y, con base en coraje, rescatamos el empate”.
El torneo continental no fue el revulsivo esperado, no en lo futbolístico. Los tapatíos evitaron la derrota gracias al amor propio, aunque volvieron a carecer de imaginación en el área rival.
El Deportivo Quito casi se lleva todo el botín del estadio Omnilife sin hacer demasiado.
La astucia de Matías Alustiza bastó para aumentar los miedos. Su arrojo se combinó con la lentitud de Héctor Reynoso, el temor de Jonny Magallón y la poca solvencia de Luis Michel (8’).
El resto había sido un estéril monólogo. Los cambios en la alineación no sirvieron a Ignacio Ambriz. Carlos Fierro aportó ímpetu. Nada nuevo. Muy poco en una crisis.
Arellano pareció mostrar el camino con la potencia de sus piernas y esa inquebrantable fe. Poco le importó ser arrollado por el meta Marcelo Elizaga. Ni siquiera resintió el golpe cuando las pocas gargantas asistentes se desahogaron. Pequeña dosis de ánimo a un grupo lastimado.
También puede librar la sentencia de Vergara, quien —horas antes— dijo al portal mediotiempo.com que lo llamaría para pedirle cuentas, al igual que a Magallón, Alberto Medina y Marco Fabián.
Omar se salvó, como lo hizo con el Guadalajara, gracias a su fe.
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