México, D.F.-
Tranquilo, serio -como su toreo y su personalidad- Juan Pablo Sánchez convalece en un hospital Mocel de la capital mexicana. Recibe visitas, atiende las llamadas de reporteros y amigos interesados en conocer su estado de salud. Al mismo tiempo, el aguascalentense reflexiona a propósito de la cornada de dos trayectorias que sufrió en el muslo izquierdo el domingo pasado, mientras toreaba en la Plaza México.
“Son pruebas muy duras. El toro fue muy certero, porque a la primera, no me perdonó, me tocaba”, admite Sánchez. “Tengo un año como matador de toros, estoy joven, es mi tercera cornada y es una prueba dura, porque sabes que estás en una plaza muy importante, al lado de dos figuras del toreo y eso me motivó a quererme quedar y demostrar que quiero ser alguien importante”, agrega el diestro.
Juan Pablo agradece no padecer consecuencias mayores, con los destrozos que causó el pitón del astado de Fernando de la Mora, la femoral quedó descubierta, fue necesario cubrir arteria y vena; el diestro sabía que llevaba un “cate” fuerte y que el esfuerzo merecía la pena.
“Es una de las mejores plazas que hay en el mundo, una de las mejores aficiones; me voy muy contento y muy triste al mismo tiempo, porque nada más no se me da salir a hombros, pero la plaza ahí está y hay más tiempo que vida”, comenta Juan Pablo y comparte su sentir, mientras colgaba del asta derecha de “Barranqueño”, que lo prendió en el intento por cobrar la suerte suprema.
“Piensas muchas cosas, pero te gana la raza de ser figura, yo sólo pensaba en volver a la cara del toro”, recuerda. “Llegó un momento en que físicamente no podía, me dolía mucho la pierna, no la podía apoyar y ahí decidimos matar al toro, no tenía las facultades para irme de la cara”, detalla.
Con el video del festejo, Sánchez analizará si el percance fue un accidente o algún fallo técnico; por ahora, ya da pasos y realiza ejercicios a la espera de recibir el alta el miércoles.
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