México, D.F.-
La “bienvenida” que José de Jesús Fuentes Ramírez tuvo al llegar de Nayarit al DF, no fue la mejor. Cinco minutos después de bajar del autobús en la Central del Norte le robaron su mochila. Ahí traía resumida en documentos toda su vida académica, médica y civil. Ahí se truncó su deseo de casarse y encontrar un trabajo relacionado con su carrera de Mecatrónica.
Dos meses después, el jueves pasado, recibió en su Facebook el mensaje de una mujer que no conoce, pero que le dijo que sus papeles estaban en la Oficina de Objetos Extraviados del Metro. El texto decía: “ahí puedes encontrar tu reconocimiento jajaja, veelo”, seguido del link de un video titulado “Muestran objetos perdidos en el Metro”.
Desconfiado, pensó que podría ser una extorsión. “Empecé a ver el video y descubrí que ahí estaba. Lo más seguro es que ella vio mi nombre completo, me buscó y ya me mandó el mensaje”, cuenta el joven de 20 años, empleado de una tienda de electrodomésticos.
El contenido del video era una nota que el 7 de febrero publicó EL UNIVERSAL en su página de internet y en su edición impresa sobre los más de tres mil objetos que han encontrado en las instalaciones del Metro y se guardan en una oficina de la estación Candelaria.
El viernes, acompañado por el papá de su novia -por aquello de las sospechas-, José de Jesús fue a dicha oficina. “Les presenté la credencial y todos se volteaban a ver, no creían que ya había aparecido”.
Al recibir sus papeles, -la computadora y los tenis que traía en la mochila ya no estaban- casi brinca de alegría.
“Quería gritar: mi vida completa ya”, dijo.
– La “bienvenida”
José de Jesús llegó de Tepic al DF el domingo 9 de diciembre del 2012 pasadas las siete de la mañana. Recogió sus maletas y se paró junto al nicho de la virgen para encontrar a su novia.
Una señora se les acercó a preguntarles algo y cuando voltearon, la mochila ya no estaba. En ella se fueron su cartilla militar y de salud, actas de nacimiento, historial académico, registro de trámite de titulación, certificados de estudio y diplomas.
“¿Para qué vine?”, pensó y dio por perdidos sus papeles. Su novia, Edith, le insistió en levantar un acta, pensando en el mal uso que se le pudieran dar a sus documentos.
Lo que siguió fue un calvario. Se topó con burocracia. Una ministerio público de la delegación Gustavo A. Madero, incluso le recomendó hacer la denuncia por extravío pues le dijo que así sería más rápido y no se metería en problemas.
Al ir al Registro Civil a pedir copia de su acta de nacimiento le dijeron que no, porque “del único estado que no hacen es de Nayarit, eso me dijeron en las oficinas de Arcos de Belén”. Así no se podía casar.
Algunos primos le mandaron por fax cartas de recomendación para conseguir trabajo. Y así pasaban sus días, hasta el jueves que recibió el mensaje de aquella mujer. Ahora, todo lo ve diferente. “Ya que tenga mi certificado y mi cédula (profesional), voy buscar un trabajo correspondiente a mi carrera porque por el momento en el trabajo en el que estoy, estoy bien”.
-¿Y ahora sí ya te vas a casar?
-Sí, por el civil, ya voy a empezar el trámite en ese aspecto.
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