México, D.F.-
Restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recibieron al Niñopa para el “chequeo” anual que le es realizado desde 1995, con el objetivo de mantener en el mejor estado de conservación posible a esta escultura religiosa de más de 400 años de antigüedad.
Procedente de Xochimilco, la llegada de la talla del Niño Jesús fue anunciada con cohetes y la danza de más de 50 chinelos, entre ellos varios niños, vestidos con sus tradicionales trajes y sombreros de colores con plumas, y sus singulares máscaras con barbas puntiagudas y largos bigotes, todos bailando al ritmo de los sones que una banda de músicos con tambores, trompetas y platillos hacían sonar.
La señora María Elena Sánchez Altamirano, quien junto con sus padres Armando Sánchez e Isela Altamirano —los primeros mayordomos que llevaron la talla a procesos de restauración en el INAH, hace 16 años—, comparte la mayordomía y cuidado de la escultura religiosa desde el pasado 2 de febrero, cuando lo recibieron en su hogar.
Durante la procesión, desde San Lorenzo, en Xochimilco, hasta la calle de Xicoténcatl, en la delegación Coyoacán, donde se localizan los talleres de restauración del INAH, en donde será atendido, unas 150 personas lo acompañaron con devoción y entonando cantos al ritmo de la Estudiantina del Niñopa del barrio de San Lorenzo.
La escultura de madera policromada del siglo XVI, fue recibida —entre música y el sonar de campanas— por Amalia Velásquez de León Collins, directora de Conservación e Investigación, así como por Roxana Romero, restauradora responsable de atender la pieza, ambas especialistas de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC).
“Es para el Instituto todo un honor y un gusto recibir nuevamente al Niñopa, la gente de Xochimilco sabe que lo dejan en buenas manos a lo largo de un mes, que es el tiempo aproximado de intervención”, mencionó Amalia Velázquez al recibir la escultura religiosa que iba vestida con un ropón amarillo con bordados de flores cafés, sujeto con listones a una pequeña silla de madera y recargado sobre una almohadilla.
“Algunos de los estudios aplicados han sido radiografías para observar si existen daños internos o fisuras que subsanar; diferentes estudios permitieron establecer el tipo de material del que está hecho y precisar los procesos más indicados a aplicar en su restauración. El año pasado se le hizo por primera vez una colorimetría, que ayudó a medir la cantidad de color que cubre la talla de madera y conocer su deterioro”, explicó Roxana Romero Castro.
Agregó que en los próximos días se hará el diagnóstico sobre el grado de desgaste que presenta la pieza, y así definir el proceso adecuado para su atención. “Primero se hará una limpieza general, posteriormente se analizará a detalle si existe algún tipo de daño de la capa pictórica que amerite reintegración de color, o si hay fisuras que necesiten ser resanadas”.
Apuntó que desde hace 16 años, a la escultura se le han hecho diversos estudios que han ayudado a procurar su estado de conservación, y mitigar el desgaste causado por diversos agentes, como el paso del tiempo, la humedad o cambios climáticos bruscos, que provocan pequeñas fisuras en la madera y capa pictórica.
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