México, D.F.-
La felicidad es la plenitud de bienestar que sentimos dentro de nosotros, es la complacencia en lo que nos pasa, es el gozo de un bien que poseemos.
Aunque se trata de una realidad de la que todos hablamos, cada persona tiene su propia versión de lo que es ser feliz, la alegría tiene una estrecha relación con nuestras ambiciones y deseos.
Si ponemos muchas condiciones a la felicidad, es decir, si necesitamos mucho para ser felices, nos será más costoso estar alegres, no significa que debamos renunciar a nuestras metas y deseos, sino que debemos adaptarlos de tal modo que podamos gozar de ellos poco a poco.
Aunque nos importan mucho los grandes ideales, éstos sólo causan alegría cuando se consiguen. Por eso, debemos dividir los planes en peldaños pequeños, de esta manera, la felicidad y la alegría estarán siempre presentes en nuestras vidas.
Sea la felicidad lo que fuere, en lo que estamos de acuerdo es que tiene un efecto, visible, que es la alegría, mientras que la felicidad se siente en lo profundo del alma, la alegría salta a la vista.
Enseñar a nuestros hijos a disfrutar de las pequeñas cosas de cada día será la forma más efectiva de educar en el valor de la alegría.
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