México, D.F.-
Vivimos en un mundo en el que el mercantilismo lo ha invadido todo. Compramos y vendemos; pagamos y cobramos; ponemos precio a lo que nunca debería tenerlo. Vendemos nuestro trabajo, alquilamos nuestras aptitudes y arrendamos nuestro tiempo. No damos nada gratis y, sobre todo, no nos damos a cambio de nada.
La generosidad ha perdido fuerza en la actualidad, incluso los regalos se han convertido en una obligación; pero también se pude ser generoso con palabras, gestos o también con silencios.
La capacidad de comunicarse con otras personas por medio de gesticulaciones, dice mucho de nosotros, permite mostrarnos avaros o altruistas.
Incluso, el tiempo pude llegar a ser una herramienta para la generosidad, ya que cuando lo regalamos, nos estamos dando algo a nosotros mismos
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