México, D.F.-
El diseño exterior del Chevrolet Corvette 1957 destacaba por ofrecer una personalidad exclusiva de diseño, ya que el frontal parecía no perder ni un ápice del modelo anterior, salvo los ajustes de la parrilla.
Los faros eran sencillos y sobresalían de las salpicaderas; le otorgaban una personalidad deportiva y lo ponían a competir con autos de estilo europeo.
Además, dos luces de posición los flanqueaban y tenían función de direccionales. Curiosamente, la parte frontal contaba con dos topes cromados que protegían al auto de pequeños golpes de la defensa, pero que en realidad, en un choque fuerte no protegían en lo absoluto la carrocería y mucho menos a los pasajeros.
El cofre llevaba dos nervaduras pronunciadas que le conferían un estilo más aerodinámico, sin que las mismas ayudaran en realidad a la penetración del auto en la turbulencia del aire a grandes velocidades e incluso, la posición del parabrisas era vertical, lo que a grandes velocidades y con la capota plegada, hacia que la resistencia al viento se volviera más acentuada de lo que ya era.
Los costados eran los típicos del Vette, dos grandes líneas de diseño daban albergue a los neumáticos de cara blanca, tapones cromados con medida de 16 pulgadas, algo que separaba en esa época un auto tradicional a uno deportivo.
La parte trasera se volvía sublime, la caída de la cajuela y la elevación en las caderas con las luces traseras hacían que la miradas fueran obligadas hacia el Corvette 1957.
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