México, D.F.-
Aunque los alimentos orgánicos se caracterizan porque en ninguna etapa de su producción intervienen fertilizantes, herbicidas o pesticidas químicos, esto no es sinónimo de que sean más nutritivos que los convencionales.
En la última década, los alimentos orgánicos han tenido una gran popularidad, sobre todo por la gran problemática que aqueja al medio ambiente, pues éstos son producidos sin causar polución o dañando lo menos posible el aire, la tierra y el agua.
Sin embargo, “las personas no estarán más sanas ni mejor nutridas por consumir alimentos orgánicos que por consumir alimentos convencionales”, indico José Monroy, académico del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana.
Agregó que este boom ha llevado a los consumidores a creer que se están nutriendo mejor al consumir estos alimentos, pero no hay elementos científicos contundentes que demuestren que tienen un beneficio significativo para la nutrición y la salud respecto a los alimentos producidos de manera convencional.
No obstante, el especialista comentó que la producción de alimentos orgánicos es amigable con el medio ambiente porque evita los monocultivos y la utilización de sustancias que podrían ser tóxicas.
Monroy añadió que la tendencia de producir alimentos orgánicos surgió porque el ser humano se siente responsable del deterioro del planeta y con esta acción intenta respetar la biodiversidad, la riqueza genómica y sus beneficios.
“Hoy somos más conscientes del autocuidado de la salud y su relación con el medio ambiente; esa es una ventaja de la producción de alimentos orgánicos”, expresó.
Afirmó que una desventaja en la producción de alimentos orgánicos es que implica un costo mayor y no todas las personas en México tienen acceso, por lo que reiteró que los alimentos producidos convencionalmente nutren igual y son menos costosos.
El académico destacó que los alimentos orgánicos también tienen como ventaja la convivencia de diversos granos, semillas, hortalizas, frutas o verduras en una misma extensión de tierra y bajo cuidados especiales.
También que los productores no usan sustancias como pesticidas, fungicidas u otros, porque son elementos que repercuten en los ciclos de producción de carbono, nitrógeno y fósforo en el medio ambiente.
Además, si hay animales involucrados en el ciclo alimenticio deben tener un estándar de bienestar, incluso en la manera en cómo se sacrifican.
Precisó que la preocupación que muestra el ser humano por el medio ambiente fomenta la organización de redes internacionales sin fines de lucro como Slow Food, que desde 1989 defiende las culturas locales frente a los progresos estandarizados impuesto por lógicas modernas de producción.
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