México, D.F.-
No importó que alguien le mintiera, diciendo que los boletos estaban agotados, o que no tuviera un acompañante que pudiera ir con él sin contratiempos al concierto de Zucchero, Mirko no se perdió el espectáculo del domingo por la noche en el Plaza Condesa.
Mirko es un italiano que hace 16 años se separó de su patria por cuestiones de trabajo, eso lo trajo a América Latina, donde los negocios y el corazón compaginaron para que su destino final fuera México; aquí reside desde hace siete años.
Eran las 19:00 horas cuando Zucchero inició su concierto con el tema “Un soffio caldo”, en un recinto donde se hizo el ambiente más acogedor para los seguidores del cantante italiano colocando sillas, algunas de las cuales aún se encontraban vacías y a disposición de aquel seguidor compatriota del artista (Mirko), que aún no se había hecho presente.
Mirko venía en camino, de regreso del aeropuerto internacional de la Ciudad de México, donde había pasado a recoger a su amigo Eduardo, un mexicano que viajó a España para visitar a su novia italiana que reside en aquel país.
En El Plaza, la gente se emocionaba con cada interpretación del artista oriundo de Roncocesi di Reggio Emilia, que siguió con temas como “Il souno della domenica” y “Soldati nella mia citta”, acompañado por ocho músicos, entre los cuales se encontraba un elemento femenino.
Tarde pero seguro
Aún sin boletos, Mirko y Eduardo llagaron el recinto, donde se reunieron con un tercer compañero, a tiempo para adquirir en la taquilla sus entradas con un costo de 250 pesos.
Luego de interpretar los primeros temas sentado, Adelmo Fornaciari, nombre original del artista, se puso de pie y, seguido por el público bailaron a ritmo de “Vero nero”.
Hubo un instante de calma con “Oltre le rive” que no tardó en disiparse cuando nuevamente se pusieron de pie con “Chocabeck”, tema que comparte el nombre con su gira, así como con su más reciente álbum.
Un par de chicas que se encontraban en una tarima a un costado del público no pudieron ponerse de pie debido a que una lesión les impedía dejar su asiento desde el cual bailoteaban y agitaban sus brazos intentando llamar la atención del cantante, que en la parte final del concierto, correspondió a su saludo, haciendo lo propio con su brazo derecho.
Zucchero se mostró sorprendido por la energía del público, que mostró gran euforia en temas como “Bacco perbacco”, “Baila morena”, “Dune mosse” y “Diamante”.
“México, muchas gracias, Dios los bendiga”, expresó Zucchero ante las continuas ovaciones de la gente.
“Diavolo”, tema con el que cambió su sombrero por un antifaz de demonio, marcó la despedida del artista.
“Muchas gracias, fue un placer. Me voy enamorado de México”, indicó en su idioma al tiempo que lanzó varios besos de despedida.
Cuando abandonó el escenario, la gente pidió su acostumbrado pilón al grito de “otra, otra, otra” y “Zucchero, Zucchero, Zucchero”, que fueron complacidos con cuatro temas más antes de cerrar con broche de oro con el tema “Per colpa di chi”.
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