México, D.F.-
“Mi mente trabaja, pero no hay palabras” fue el argumento que dio inicio a la función de “Muerte en Venecia” a las ocho de la noche del pasado martes; las primeras notas musicales, cortesía de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por José Luis Castillo y un envolvente coro a cargo de Xavier Ribes ubicado en los balcones laterales, dieron paso a los primeros subtitulajes de la puesta en escena, la cual está a cargo del escenógrafo Jorge Ballina.
Ted Schmitz, tenor protagonista de la trama y único en el reparto que no es de nacionalidad mexicana, apareció en el escenario interpretando a Gustav von Aschenbach, un prestigiado escritor, habitante de la ciudad de Munich y que se encuentra en etapa de crisis creativa.
Pareciera que su destino está marcado, ya que al viajar a Venecia, Italia, se hospeda en el mismo hotel donde se aloja un apuesto joven polaco llamado Tadzio, personaje interpretado por el bailarín mexicano Ignacio Pereda.
El vestuario usado por los actores, trajes de baño a rayas para las escenas en los canales, trajes de gala y de marinero están a cargo de las historiadoras y escenógrafas Tolita y María Figueroa, quienes fueron ganadoras de la medalla de oro al mejor vestuario en la cuadrineal de Praga en 2007.
Las oportunidades que tiene el escritor para admirar al chico se dan en la playa de Venecia, durante las competencias deportivas que organizan este y sus amigos, en las que el triunfador parece ser siempre Tadzio.
Gustav termina aceptando el amor que siente por Tadzio; sin embargo, en Italia se ha desatado una extraña epidemia, lo cual provoca la inquietud de los vacacionistas. La incertidumbre se apodera de ellos, la hora de la verdad ha llegado para el protagonista, quien decide impedir que Tadzio y su familia salgan de Venecia.
El escritor debe impedir a toda costa que su amado y su familia abandonen Venecia, por lo que comienza una persecución y no deja de vigilar al muchacho en ningún momento. Hay variantes entre la puesta en escena y la obra literaria de Thomas Mann; en esta última, Gustav únicamente persigue a Tadzio y a su familia mientras que, en la obra teatral, se vale de cualquier elemento a su alcance para desviar el camino de la familia del joven.
Enloquecido por la vanidad, Gustav se retoca los rasgos, haciéndose ver más joven y así atraer a Tadzio; al poco tiempo, Gustav se enferma, lo cual causa su debilidad y muerte mientras ve a Tadzio alejándose lentamente en el horizonte.
Al finalizar, los aplausos del público sobresalta a los asistentes, la mayoría adentrados en la obra y otros más arruyados por los cantos de esta ópera. “Muerte en Venecia”, cuya producción ejecutiva está a cargo de Juliana Vanscoit y Valeria Palomino, tendrá su cuarta y última función este 9 de febrero.
La obra viene a reforzar la constante romana que relaciona la homosexualidad con la belleza y la creatividad, haciendo que el público se de cuenta la belleza natural de la que los escritores toman su inspiración, la belleza humana.
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