México, D.F.-
El público a final de cuentas dicta quién tiene derecho a tocar los cuernos de la luna y en estos momentos, dentro de la comunidad sonidera el nombre de Sonido Pancho significa estar en “las grandes filas”, pero como bien indican, el arrastre entre el público se debe a la buena selección de música y ante todo “porque parece que nunca estamos tristes, siempre estamos de buenas atendiendo al público”, dice Jorge Romero, la voz detrás del micrófono.
En charla con esta casa editorial, el sonidero tiene claro que ellos nunca serán artistas (cantante o actores), pero no pueden dejar de sentir el cariño y respeto de sus seguidores, quienes incansablemente piden el tan anhelado autógrafo o la foto.
Cabe mencionar, Sonido Pancho tiene sus orígenes en el año 1968, que estuvo bajo la conducción de Francisco González; posteriormente la tutela de esta máquina del sonido quedó bajo Federico González (Morusas) para luego quedar en manos de El Inglés.
Desde 1987 a la actualidad las riendas están en manos del empresario Jesús González Santamaría, quien además de ser empresario y representante artístico, es dueño de Sonido Pancho, mientras que la voz recae en la responsabilidad de Jorge.
A decir de Romero, el momento más difícil dentro de su carrera como locutor y animador, ha sido llenar el hueco que dejó Jasso La Voz, pues con él se crearon páginas importantes en la historia del equipo sonidero.
“En la actualidad llevo 10 años animando al público en cada baile. Han sido tantas experiencias que no cambiaría nada, ni los momentos difíciles que esos son los que te hacen crecer”, indica Jorge.
Pero como todo buen amante del sonido, también tiene a sus ídolos y confiesa, su fotografía ideal sería aparecer junto a Ramón Rojo, Sonido La Changa y El Sonido Siboney.
Finalmente, sobre el 90 aniversario de El Gráfico y 20 de Sonido Divanny indica que este será un evento que dejará huella pues la publicidad está corriendo muy pronto en las redes sociales y de boca en boca. Habrán agrupaciones y sonidos que siguen dejando huella en la música tropical y la oportunidad de que nuevas generaciones de bailadores conozcan al mundo sonidero.
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