Londres, Inglaterra / Julio 6.-
Los fans de Harry Potter que ya han leído los siete libros, conocen el final de la saga. “Sólo esperamos que no haya una sorpresa desagradable”, dice Helena, que vino desde Madrid hasta Londres para ver la película en su estreno mundial.
“Yo me leí el primero de los libros cuando tenía cuatro años, y ahora tengo 20; así que para mí han sido más de diez años. Harry Potter no empieza con las películas”, dice Helena, quien está segura que en el filme Las reliquias de la muerte 2, triunfará el bien sobre el mal. “Como en el libro”, dice, convencida.
Aquí están, sin embargo, tres elementos que resultan evidentemente diferentes en el libro y en la película.
La varita rota.- Una varita de acebo con pluma de fénix es, en el libro, la varita original de Harry Potter, rota en mitades apenas unidas por una “delgadísima hebra de pluma de fénix”.
Durante toda su odisea en Las reliquias de la Muerte, Potter la trae guardada en un monedero con la esperanza de repararla. La secuencia de las películas prescindió de este elemento por lo que el mensaje final de Las reliquias de la muerte 2 cambia radicalmente.
En el libro, J.K. Rowling describe en los últimos tres párrafos la manera en que Potter repara su varita y se deshace de la de Sauco. Eso no sucede en el final de la película. Y de hecho, el destino final de la varita de Sauco, la más poderosa y letal, la que provocó la ambición de Voldemort, también es distinto en la película y en el libro. En éste último, la varita de Sauco no es destruida, sino enterrada.
La cicatriz.- “La cicatriz llevaba 19 años sin dolerle”, es la penúltima línea en el libro. En película es diferente. De hecho, la cicatriz está casi totalmente ausente.
Cada vez que Potter entra a la cabeza de Voldemort, esa cicatriz le duele y ese dolor se convierte en el elemento más importante de la formación de su carácter de líder. La palabra “dolor”, igual que la cicatriz, está ausente en la película.
El amor en la batalla final.- En el enfrentamiento final entre Voldemort y Potter, la autora J.K. Rowling introdujo el amor como un factor decisivo. “¿Acaso me vas a derrotar con amor?”, pregunta Voldemort a Harry. Cuando se atacan, el lector percibe que, además de la magia, es el amor el que termina por hacer de Potter el vencedor de la batalla. En cambio, la película opta por un final trepidante, mucho más emocionante, aumentado en sus escenas de acción y con múltiples efectos visuales.
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