México, D.F.-
Ante aquella “defensa de plástico” que él bautizó, y delante de 50 mil almas congregadas en el Estadio Azteca, Ángel Reyna descarga su coraje y hasta festeja como el ídolo crema, Cuauhtémoc Blanco… para que no lo olviden.
Nada le funciona a “El Piojo”, Miguel Herrera, quien prefiere aguantar la mínima ventaja ante el poderío del Monterrey. La consecuencia es lógica. Sin armamento para repeler el ataque, las Águilas caen 2-3 en traumático cierre de partido, que tuvo un héroe familiar: Ángel Reyna.
La estrategia de Herrera aburre pero es efectiva. Enterado del explosivo despliegue regiomontano, el estratega azulcrema adapta una línea de cuatro, con Paul Aguilar, Érick Pimentel, Oswaldo Vizcarrondo y Chema Cárdenas. El quinto elemento que aparece en la zaga no cubre ningún hueco en esa zona. Se trata de Pedro García, quien está dedicado a ser parte de la sombra de Humberto Suazo, así ataque o defienda su equipo.
En esas circunstancias, el América prácticamente juega con 10 para pensar en aguantar y ofender. La fórmula le funciona en el primer tiempo, al vestir su media cancha con Molina y Medina, para dejar al capitán Montenegro como enlace, a Raúl Jiménez muy abierto por izquierda y a Benítez solitario en la punta. El contragolpe es la medida.
Así, son pocos los despistes americanistas. Uno de ellos ocurre al minuto 9: Chupete filtra el balón para Reyna, cuyo tiro alcanza a ser asistido por Pimentel, cuando ya habían superado la custodia defensiva.
La apuesta que buscaba El Piojo se produce pronto. Sobre la banda izquierda, Chucho Benítez la peina, El Negro Medina llega de frente y jala del gatillo. El intento obliga a que Jonathan Orozco la escupa. El error propicia el acierto de Benítez, quien pica y empuja, con tiro cruzado, a los 19 minutos, para despertar a la temerosa afición, silenciada por el toque norteño y la ruidosa porra Rayada.
Víctor Manuel Vucetich tarda en descifrar el crucigrama amarillo. Cuando lo hace destapa con más atrevimiento a Luis Ernesto Pérez, quien deja solitario a Zavala en la contención y suelta su talento para filtrar balones, lanzar centros y complicarle la tarea a Herrera.
La solución funciona a la perfección. Lo malo es que Aldo de Nigris no sale fino con el balón y se pierde dos opciones claras de gol en el cierre del primer lapso. Una de ellas al 31’, cuando Luis Ernesto le da el esférico como con la mano, pero De Nigris vuela su intento en mano a mano con Moi Muñoz. Descarado, Pérez comienza a proyectar centros, como el que pone en la cabeza de De Nigris, quien se pierde otro gol, al 35’.
En el complemento, Víctor Manuel Vucetich sacrifica a Zavala e inyecta más poder al ataque con la velocidad de Walter Ayoví. Pronto, en el amanecer del complemento, los Rayados se encuentran con el empate. Al 47’, Vizcarrondo es sorprendido “durmiendo” y en el cobro de un saque de banda, Ángel Reyna se aviva y encuentra al Chupete, quien al fin se despega de García y con la testa firma, a la derecha de Moisés Muñoz.
Pero las Águilas se reponen pronto del empate gracias a uno de esos extraños beneficios que concede la tecnología. La SpiderCam, la cámara que navega por encima del campo, de pronto se descompone y obliga a detener el partido 8 minutos.
Y en cuanto reanudan las acciones, al 58’, Daniel Montenegro cobra una infracción que Benítez aprovecha para conectar de testa y vencer nuevamente a Orozco, ahora a primer poste. Es el 2-1.
Encarrerado, Cárdenas suelta un bombazo que sacude el poste derecho del arquero y en el ir y venir Moi Muñoz responde también con una gran atajada a disparo de Suazo, en un explosivo contragolpe.
Enseguida vienen más ajustes. Herrera pierde a Molina por lesión y el problema obliga a sacrificar también al Rolfi para inyectar más piernas defensivas, como las de Michel García. Sin embargo, en un descuido de la frágil defensiva crema, Abraham Carreño encara a Muñoz y lo fulmina con tiro cruzado.
Sin armas para responder al bombardeo, Ángel Reyna da la puntilla, en tiempo de compensación, para poner las cosas al rojo vivo en el Nido azulcrema, con dos derrotas consecutivas y el Clásico en puerta.
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