México, D.F.-
Su mirada atrapa con la misma intensidad que la lucha libre la conquistó en su infancia. Yazmín es una mujer de retos, una bella guerrera de las pasarelas que se declara apasionada a los costalazos.
Es un bombón, al menos así le gusta que la llamen, empezó a los 15 años a deleitar las pupilas de los aficionados al pancracio y pese a moverse en un medio difícil, no se rinde: “Pienso que cuando te propones destacar lo haces. Han habido tropezones, pero sigo adelante. Hay gente con experiencia que no te deja pasar y te bloquea. Lo más difícil es mantenerte”.
Durante más de tres años acabó con la competencia en Triple A y buscó la independencia para crecer: “Es un medio pesado, es difícil tener un trato con los luchadores porque a pesar de ser buenas personas, muchos toman por otro camino. La mayoría me conoce desde que era bebé”.
Y es que esta hermosura nació en una familia entregada a la lucha libre: Su hermano es gladiador y sus padres han trabajado siempre en empresas ligadas a este deporte. “La verdad es que me encanta la lucha libre, es algo mágico, es una emoción y una pasión. Ver a los luchadores cómo se transforman es algo muy lindo y además una disciplina”.
Nunca pensó en ser profesional de las maromas, a cambio es nutrióloga de profesión y seductora por convicción: “Respeto mucho a los que practican este deporte. Entreno artes marciales mixtas y acabo de regresar a las arenas como edecán, así que pueden buscarme en Facebook, con la agencia I.E Entretenimiento. No me pierdan de vista, les aseguró que no se arrepentirán. Soy una experta en dar alegría y regalar sonrisas a todo el que las busca”.
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