México, D.F. / Junio 17.-
Esto es historia.
La noche en Sudáfrica fue totalmente mexicana.
Que nunca se olvide este 17 de junio, porque fue un día de fiesta, la primera victoria sobre los franceses, un histórico día para los Hernández Balcázar que los tienen como clientes…Hoy México puede festejar, tener una noche larga, gritar porque el Tri ganó.
Ahí, sí, los caras pintadas rugieron como nunca, como guerreros, hicieron suya la tribuna, conquistaron Polokwane y cierta parte del territorio francés. La madurez del equipo fue la fuerza de la lucha, el ingrediente esencial, eso que faltaba para escribir las grandes páginas de historia.
¿El juego fue en México? Eso parecía.
La tribuna fue como una tarde futbolera de Estadio Azteca, como en México, con esos gritos, con esa pasión, con esa fuerza, con ese entusiasmo y con esa esencia que sólo el mexicano. El destino ya le tenía reservado un lugar así al Tricolor.
No hubo otro equipo en la cancha ni otro color en la grada, el Peter Mokaba fue una partecita de México, los jugadores fueron locales, Chícharo y Blanco cargaron en sus hombros la esperanza de millones, arrancaron un grito tan grande como el Mundial y desde tierras sudafricanas nos dijeron a todos ¡Vámonos al Ángel!
El frío ¿Alguien lo sintió? Con un triunfo así, el cuerpo no lo sintió, nadie. Sólo festejarlo, sentirlo, gritarlo, gozarlo, valía la pena.
Y no, nunca están solos. Ahí estuvieron como siempre el Chapulín Colorado, el Santo, Blue Demon y los otros enmascarados, los envueltos en banderas, los mariachis, los sombreros, los bigotes, los zarapes. Los tres colores, los únicos, verde, blanco y rojo.
Los nervios de siempre, la tensión básica, pero todo se rompe cuando cae el gol, cuando la bandera se agita y se agita, se alza victoriosa y los penachos se levantan en la tribuna. Sudáfrica no fue hoy Sudáfrica, fue México.
La corneta hoy sí le ganó el lugar a la vuvuzela, hoy cayeron los goles, hoy se ganó, se hizo historia y el mundo conoció a México.
El Cielito Lindo sonó como nunca…emotivo, preciso, imponente, contundente.
México sonríe, grita su nombre, alza la mano y dice presente en el Mundial.
La afición merece eso y más, porque en México le fueron fieles atentos a la pantalla y en Sudáfrica llegaron por miles para ser locales.
Este día es de todo México.
Hay camino por recorrer.
Fueron dos goles pero infinitas las sonrisas.
Hubo cita con la historia.
Es un día Tricolor.
Gracias equipo porque esta batalla fue nuestra, mexicana.
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