Naucalpan, Méx.-
A más de dos años se sobrevivir a un accidente en el que quedó prensada en un autobús escolar cuando tenía 16 años, hoy Natalia vive sin una pierna y con secuelas, por lo que exige que los responsables cumplan con el pago por la reparación del daño como sentenció un juez.
No obstante el Colegio Justo Sierra y Grupo Camionero Regional, así como los choferes, apelaron la sentencia del juez, que los condena a pagar la reparación del daño a la estudiante Natalia Hale García, confirmaron autoridades del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México.
Natalia, quien ahora usa una pierna biónica, sobrevivió al choque de un tráiler contra el autobús escolar en el que ella quedó prensada, mientras esperaban pasar la caseta de cobro, para ingresar a la escuela privada ubicada a un costado de la autopista Chamapa-La Venta.
A más de dos años del accidente y al concluir el juicio, la joven estudiante pide se cumpla la sentencia emitida por un juez penal, en el que condena a la escuela y al Grupo Camionero Regional a pagar la reparación solidaria del daño.
–Sintió un golpe que la dejó prensada
El 10 de septiembre de 2018, Natalia tenía 16 años viajaba en el último sillón del autobús escolar del Colegio Justo Sierra, cuando sintió un fuerte golpe que la dejó prensada entre fierros, de donde fue sacada por rescatistas y paramédicos que la trasladaron al Hospital de Traumatología de Lomas Verdes del IMSS.
“En Lomas Verdes me salvaron la vida, pero sufrí fracturas en húmero, clavícula izquierda, fémur derecho y amputación de pierna izquierda”, afirmó Natalia.
En el hospital del IMSS de Traumatología de Lomas Verdes, “estuve 29 días hospitalizada, 21 de ellos en terapia intensiva y estado de coma”, además de que ahí le practicaron once operaciones que hoy la tienen con vida, apuntó su madre María de Lourdes García.
Atención médica de la que el Colegio Justo Sierra ni la empresa camionera, pagaron un peso, porque Natalia es derechohabiente, afirmó la madre, quien reconoció que su hija estuvo recibiendo clases a domicilio por parte de la escuela privada.
La pierna biónica, que hoy permite caminar a la joven estudiante, la pagó el colegio y fue muy costosa, admitió Natalia, pero lo malo es que su vida útil sólo es un seis años “y ya llevo casi tres con ella, por lo que ¿después que haré?”, cuestionó con tristeza.
El pago por la reparación del daño, “no me va a regresar la condición física y de movilidad que tenía antes del accidente, no obstante es lo que por justicia me corresponde”, aseveró la joven quien cuestionó los principios del colegio que son “Verdad, bien y justicia, así como el de ‘Educar para la vida'”.
Con la apelación de la sentencia, que realizó la empresa y el colegio, es como volver a empezar otra lucha para obtener justicia, lamentó.