Pachuca, Hgo.-
Carolina Pérez Martínez y su familia están a punto de cumplir un año de buscar a Sandra, su hermana de 35 años, quien el lunes 16 de diciembre de 2019 desapareció sin dejar rastro, aunque ya perdieron la esperanza de encontrarla con vida.
Sandra tiene tres hijas (dos mayores de edad y una niña de 10 años) producto de dos matrimonios anteriores. Actualmente vivía con su pareja, Eduardo, quien presuntamente la maltrataba y por esa razón la familia Pérez Martínez vivía con angustia por la integridad de ella y estaba al pendiente de su situación.
Después de varios años de vivir con Eduardo, Sandra padecía violencia verbal y física hasta el punto en que la situación era insostenible, por lo que le confesó a sus más allegados que alistaba su separación.
La víspera de su desaparición, Eduardo y Sandra recibieron la visita de una pareja de amigos con quienes convivieron e ingirieron bebidas alcohólicas, pero la situación se tornó violenta y ambos empezaron a discutir.
La situación incomodó a la pareja de amigos, por lo que decidieron retirarse a las dos de la mañana.
La mañana del 16 de diciembre, la madre de Sandra se inquietó porque su hija no contestaba su celular y no se había presentado a recoger a su hija de 10 años para llevarla al colegio.
Al mediodía, Carolina decidió ir al hogar de su hermana en el barrio Los Nogales, en Ixmiquilpan, acompañada de Paola, una de las hijas de Sandra. Al llegar tocaron la puerta principal, pero nadie contestó.
“Afuera estaba estacionada la camioneta de mi hermana, ellos [Sandra y Eduardo] iban a ir a Valle de Bravo ese día; mi hermana ya había dicho que no iría. De hecho pensaba dejar a Eduardo y preparaba sus cosas para la mudanza. Al revisar el lugar, encontramos sangre en el suelo y en la placa de la camioneta. En ese momento piensas lo peor, ¿qué más te puedes imaginar?”, relata Carolina.
Carolina cuenta que después le mandó mensaje a Eduardo para preguntarle dónde estaba Sandra y él sólo le respondió que en su casa.
“Le dije que no estaba y que había sangre en el lugar, por lo que íbamos a levantar una denuncia y él contestó que la levantáramos, que por él no había problema, pues se iba a Valle de Bravo. ¿Cómo es posible que dijera eso?, otro en su lugar se hubiera regresado, era su pareja la mujer desaparecida”, lamenta.
A partir de ese momento vinieron las horas más difíciles, recuerda Carolina, pues interpusieron la denuncia, para la cual estuvieron desde el mediodía hasta las cuatro de la mañana.
En el acta quedó asentado que se responsabilizaba a su pareja Eduardo “N” de lo que le ocurriera a la mujer de 35 años.
A casi un año, en el que Carolina y su familia han buscado en cada rincón que les dicen, que han realizado marchas y en el que han peregrinado en oficinas públicas, no tienen nada.
A pesar de que tenían la promesa de las autoridades de realizar la búsqueda, Carolina asegura que quedó en el olvido: “La Comisión de Búsqueda, con el entonces fiscal Humberto Vieyra, no realizó ningún protocolo, ni tuvo interés en esclarecer el caso; la procuraduría tampoco hizo su parte y pese a existir una orden de aprehensión en contra de Eduardo, ni siquiera ha sido requerido a declarar”.