Sanjuana Cárdenas acudió al consulado de México en Mc Allen, Texas, para pedir a los abogados que mantengan la lucha legal por su hijo Rubén Ramírez Cárdenas, el tercero en la lista de mexicanos condenados a muerte, tras la ejecución de José Ernesto Medellín.
“No hay mucho que hacer, pero vamos a tratar de hacer lo más que se pueda, hasta el último recurso”, le dijo sin rodeos la defensora Alicia Rodríguez, detalló Sanjuana Cárdenas en entrevista telefónica desde en Edinburg, Texas, donde vive hace siete años.
Su madre tenía fe de que el gobierno estadounidense aplazará la ejecución de Medellín, porque habría más esperanzas de vida para su hijo, pero al saber que le aplicaron la inyección letal, aumentó su incertidumbre.
Su hijo podría correr la misa suerte.
Rubén Ramírez Cárdenas, originario de municipio de Irapuato, Guanajuato, está recluido en la prisión de Alan B. Polunsky, en Livingstone, Texas.
En 1998 fue sentenciado a la pena capital, por los delitos de secuestro, homicidio y asalto sexual de su prima hermana, Mayra Azucena Laguna, de 16 años de edad.
El martes siguió con profundo dolor el proceso que antecedió a la ejecución de Medellín, en la prisión de Huntsville,Texas, hasta que se anunció que había muerto, porque lo podría pasarle a su hijo.
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