Monterrey, N.L. / Junio 26.-
Bajo el signo de la alternancia, la disputa por la gubernatura de Nuevo León en julio próximo se prevé entre golpeteo político y acusaciones mutuas como parte de una guerra sucia para desprestigiar al oponente a falta de programas que atraigan al electorado, admitieron expertos y líderes políticos.
El 5 de julio próximo los neoleoneses renovarán el gobierno estatal, además de las 51 alcaldías y los 37 escaños del Congreso local, 26 de ellos de mayoría, en concurrencia con los comicios federales para elegir los 500 diputados de la Cámara Baja del Congreso de la Unión, 12 de ellos por Nuevo León.
El estado es pionero en la alternancia política de gobierno estatal en el país luego de 70 años de un mismo color, cuando en 1997 el PAN desplazó al PRI de la gubernatura con el triunfo de Fernando Canales sobre el aspirante Natividad González Parás.
Sin embargo, la falta de conclusión de programas resultó negativo para Acción Nacional, ya que Canales no terminó su sexenio porque fue llamado al gabinete del presidente Vicente Fox, y en su lugar dejó a su correligionario Fernando Elizondo Barragán, ahora aspirante a gobernar de nuevo a la entidad.
En 2003 el PRI recuperó el gobierno con el triunfo de Natividad González Parás sobre el panista Mauricio Fernández, y según el dirigente estatal del PAN, Juan Carlos Ruiz, la votación del 5 de julio les regresará de nuevo la gubernatura.
Proceso democratizador
El ex presidente estatal del PRI, Sócrates Rizzo García, estimó que la alternancia es un proceso de “democratización” porque contribuye al fortalecimiento de los partidos.
Sin embargo, el también ex mandatario estatal consideró que en esta ocasión el Revolucionario Institucional mantendrá la gubernatura porque incluso su comité ejecutivo nacional “tiene hoy una fuerza real que no tenía antes, cuando era una simple maquinaria electoral al servicio del secretario de Gobernación y del Presidente de la República”.
La guerra sucia
Para la investigadora universitaria Miriam Hinojosa Dieck, la alternancia de gobierno, como sucede en Sonora, es buena y obliga a los políticos a ser más eficientes en el desempeño de los cargos públicos si quieren que su partido conserve la plaza.
Pero es generadora del “golpeteo político” y de la “guerra sucia”, porque a lo largo de las administraciones los gobernantes estatales o municipales aprovechan para reforzar su imagen y socavar el trabajo político del enemigo. “Están trabajando en dos sentidos, uno: ¿cómo me posiciono yo? y dos ¿cómo dinamito la posición del otro?. De ahí todos los ataques políticos que hasta ahora hemos visto”. comentó Hinojosa
“Ese cambio de fuerzas políticas provoca que cada integrante de uno u otro partido busque desacreditar constantemente a sus opositores o bien destapar acciones cuestionables ante la opinión pública, lo cual tiene al estado a un paso de la ingobernabilidad”, agregó la investigadora.
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