México, D.F.-
Los adultos mayores de la población urbana en México son los menos satisfechos con su vida, de acuerdo con los resultados del Módulo de Bienestar Autorreportado (BIARE), elaborado por el Inegi.
En una escala de 0 a 10, el promedio de satisfacción con su vida por parte de la población urbana se situó en enero de 2015 en 8.2, calificación ligeramente superior al 7.9 registrado en el mismo periodo del año pasado.
Los promedios más altos los presentó el grupo población de entre 18 y 29 años de edad (8.4) y los más bajos, el grupo de 60 a 74 años (7.8).
El concepto de bienestar subjetivo, se refiere a las percepciones de los individuos sobre su propia situación y contexto.
Estas percepciones comprenden tres aspectos: a) Satisfacción con la vida en general y con aspectos particulares de la misma (dominios de satisfacción); b) Enunciados referidos a fortaleza anímica y sentido de vida (eudaimonia); y c) Balance afectivo, el cual explora la prevalencia relativa de estados anímicos positivos o negativos en la población bajo estudio en un momento específico. Cada informante evalúa los aspectos anteriores, dándoles una calificación.
En lo que concierne a aspectos específicos de la vida, los mayores promedios de satisfacción se refieren a las relaciones personales (8.7) mientras que aspectos que van más allá de la esfera privada de interacción, tales como el país y la seguridad ciudadana, registraron satisfacción de 6.9 y 5.6, respectivamente.
El balance afectivo de la población mostró un peso mayor de los estados anímicos positivos así como estabilidad durante el período observado.
En una escala que va de -10 a +10, en enero de 2015, un 4.1% de la población adulta urbana se ubicó con un balance anímico negativo; 30.1% en un balance ligeramente positivo y 65.8% en un balance positivo.
El Inegi explica que el propósito del módulo BIARE en la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor o BIARE Básico, es complementar la información de coyuntura de carácter netamente económico con otra que puede ser materia de estudio.
Es decir, no sólo de los interesados en la economía del bienestar sino también de la psicología social y la sociología, así como de interés para formadores de opinión y, en general, de quienes quieran darle un seguimiento a aspectos relevantes de la calidad de vida de la sociedad mexicana del siglo XXI a partir de elementos de autopercepción en términos de bienestar bajo los estándares que, al respecto, promueven tanto organismos internacionales como un creciente y diverso contingente de investigadores y analistas alrededor del mundo.
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