Guadalajara, Jal. / Agosto 12.-
México no es un Estado fallido, asegura Carlos Pascual, el nuevo embajador de Estados Unidos en nuestro país, al emitir sus primeras declaraciones públicas.
Pascual, quien llegó el pasado domingo a México acompañando al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sostiene que es necesario que en el corto plazo el “Ejército mexicano pueda cambiar su funcionamiento y tener un sistema más transparente” en derechos humanos.
Sobre el papel de los militares en tareas de seguridad —que ha valido críticas en su país por presuntas violaciones a derechos humanos—, detalla que a más tardar la próxima semana el Departamento de Estado entregará un informe al respecto al Senado, sin que pueda prever la reacción de los legisladores. De este documento depende la liberación de 15% de los recursos de Iniciativa Mérida.
Al respecto, señala: “Todos entendemos por qué México ha necesitado el papel del Ejército especialmente en las zonas donde las policías locales no estaban al nivel necesario”.
Sin embargo, añade que “a corto plazo tenemos que ver si hay algunas maneras que el Ejército puede cambiar o mejorar su manera de funcionar, donde tengamos todos un sistema un poco más transparente; creo que tenemos la capacidad de entregar un reporte que pueda tocar estos asuntos de manera objetiva, tenemos la cooperación del Estado mexicano para demostrar que es consistente con los estándares internacionales de respeto a los derechos humanos”.
Pascual anuncia que de los recursos de la Iniciativa Mérida que ya han sido liberados, la próxima semana comenzarán a llegar los equipos no intrusivos —sistemas de inspección y rastreo de armas, drogas y explosivos—, y este mismo año se entregarán los helicópteros.
Dijo que hay un avance de 70% de contratos del equipo que se entregará para la lucha contra la delincuencia, en la que México invierte cinco o seis veces más del apoyo que recibirá.
Ratificado la semana pasada como embajador ante México por el Senado estadounidense, este experto en el análisis de regiones en conflicto que desde hace más de dos décadas colabora con el Departamento de Estado deja muy en claro su misión:
“Es interés de Estados Unidos tener un México que sea fuerte, con una economía fuerte, y para mí es uno de los papeles principales que puedo tener aquí, es ver cómo puedo representar a mi país y explicar México a los estadounidenses, para trabajar más eficientemente, porque en resumidas cuentas los dos países nos necesitamos para poder competir de una manera más eficiente en un mundo globalizado”.
Esta cooperación también es obligada en el tema de seguridad, ya que Pascual reconoció que “México está ahora en una situación en la que existe una presión tremenda, pero se tiene que ver que si no podemos trabajar juntos, ayudar a controlar la situación aquí, vamos a tener un problema mucho mayor en Estados Unidos también” y en los países del hemisferio en general”.
Medio ambiente, salud y migración son otros de los temas prioritarios en esta relación bilateral, en la que sostiene que no se dará marcha atrás “pues no hay otra opción” que la reforma migratoria, pese a la complicada agenda política en Estados Unidos, pues regularizar a trabajadores mexicanos indocumentados y a la vez garantizar las condiciones de los trabajadores americanos, forma parte de un esquema en el que “tenemos la capacidad para integrar los mercados de trabajo entre ambos países”.
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